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Entrada al parque de Zhoukoudian.

Resulta emotivo regresar una vez más, diez años más tarde, al complejo de yacimientos de Zhoukoudian. Este conjunto, declarado como patrimonio de la humanidad en 1987, está situado a 50 kilómetros al suroeste del centro de Pekín. La visita resulta de nuevo muy especial, porque mi pasión por la evolución humana surgió hace muchos años, cuando escuché por primera vez pronunciar ese nombre al profesor Arturo Valls, catedrático de antropología de la Universidad Complutense de Madrid. Su explicación venía acompañada de varias imágenes de los cráneos encontrados entre los años 1930 y 1940 en la Localidad 1 de Zhoukoudian.

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Junto a varios colegas participantes en el Simposio conmemorativo del 85 aniversario del hallazgo del primer cráneo de Homo erectus en Zhoukoudian.

Hace muchos años, antes de que los hallazgos científicos tuvieran lugar en Zhoukoudian, ese lugar se conocía por los naturales de la región como  la “Colina de los dientes de dragón”. Este animal mítico animal esta representado en la mayoría de los conjuntos artísticos del patrimonio cultural de China. Algunos fósiles, encontrados quién sabe cuando, por quién, y en cual de sus 27 yacimientos, resultaban un enigma asociado a los dragones de la mitología del país. Hoy en día, por mor del crecimiento urbanístico desmesurado, el complejo de yacimientos se ha transformado en un  verdadero “parque pleistoceno” de la afueras de Pekín. El encanto y la magia se van esfumando en favor del “progreso”. Unas azafatas, perfectamente uniformadas y provistas de tecnología punta, te explican de manera repetitiva y cansina las excelencias de los yacimientos. El nuevo y espectacular museo de Zhoukoudian, situado a la puertas del parque, representa una extraña encrucijada entre el pasado y el futuro. Aún así, y realizando un ejercicio de introspección, te puedes evadir de los aditivos y edulcorantes diseñados para turistas y reflexionar sobre el significado de aquellos lugares en la evolución de las poblaciones asiáticas de hace al menos medio millón de años.

En 1921, cuando apenas había comenzado el estudio sistemático de la evolución humana, el geólogo sueco Johan Gunnan Anderson realizó los primeros hallazgos de carácter científico en Zhoukoudian durante un expedición conjunta con científicos chinos. El hallazgo de dientes humanos, de aspecto masivo, resultaba sorprendente. Pero la sorpresa de Anderson fue aún mayor, al descubrir las primeras herramientas líticas del Pleistoceno. Anderson no era arqueólogo, pero la presencia de lascas de cuarzo entre las calizas del Devónico que forman las colinas de Zhoukoudian fueron una auténtica revelación. Como buen geólogo, Anderson sabía que aquellos fragmentos de cuarzo estaban fuera de lugar. Parece mentira, pero uno de los yacimientos más importantes del mundo se descubrió gracias a la perspicacia de un geólogo.

Nuevas excavaciones en la Localidad 1 de Zhoukoudian.

Nuevas excavaciones en la Localidad 1 de Zhoukoudian.

A partir de entonces entraron en acción un puñado de arqueólogos y paleontólogos chinos y europeos. Entre los nombres asociados a las excavaciones en Zhoukoudian figuran nombres como los de Davidson Black, Pei Wenzhong, Pierre Theilard de Chardin, Li Jie, Yang Zhongjian, o Franz Weidenreich, todos ellos ya fallecidos. En las excavaciones que se llevaron a cabo en varias etapas hasta el comienzo de la segunda guerra mundial participaron centenares de personas de la región, algunos de ellos mejor formados que otros. Sin embargo, la mayoría fueron campesinos asalariados sin ningún tipo de conocimiento en la materia. En diez años se movilizaron más de 24.000 metros cúbicos de rocas y sedimentos de cueva. Aunque se realizara un control por parte de los científicos, en aquellos años faltaba todavía un método formal de excavación que evitara pérdidas de información. Se obtuvieron miles de restos fósiles de diferentes especies animales, que generaron hasta 55 especies y subespecies nuevas de vertebrados desconocidos hasta entonces. En el “botín paleontológico” figuraban 200 restos fósiles de homininos de unos 40 individuos, entre los destacaban seis cráneos bastante completos. Los homininos fueron atribuidos en primera instancia al género Sinanthropus pekinensis y más tarde a la especie Homo erectus, tras la revisión de todo el registro del género Homo en los años 1950. El traslado de los fósiles a los Estados Unidos para evitar su pérdida durante las acciones bélicas de la segunda guerra mundial supuso una de las mayores pérdidas de información para la evolución humana. Las incógnitas sobre la desaparición de aquellos fósiles siguen siendo un enigma.

En la actualidad se realizan trabajos sistemáticos para excavar lo poco que aún persiste de la Localidad 1, la más importante, y se realizan nuevas dataciones y prospecciones para dar con otros lugares. Mi mejores deseos de éxito en esta empresa del siglo XXI, que podría resolver muchos de los interrogantes que quedaron pendientes de resolución. Los textos, dibujos, fotografías y réplicas de muy mala calidad de aquellos años son insuficientes para interpretar la enorme riqueza que guardaban los yacimientos de la Colina de los dientes de dragón.