Seleccionar página

La paleoantropología nos vuelve a sorprender con nuevos e importantes hallazgos, que han merecido su publicación en la revista Nature. No se trata de un fósil antiguo y sorprendente, sino de un “humilde” cráneo incompleto de Homo sapiens.
Nuestro colega Israel Hershkovitz y un buen número de co-autores refieren en esta prestigiosa revista el hallazgo del neurocráneo de un miembro de nuestra propia especie en el Corredor Levantino, cuya antigüedad ha sido muy bien calibrada con el método de los isótopos del uranio. El cráneo fue hallado hace poco tiempo en la cueva de Manot, en una región muy rica en yacimientos arqueológicos y paleontológicos del actual estado de Israel. Es importante recordar que el Corredor Levantino ha sido una zona de paso y de encuentro, tanto de homininos como de otras muchas especies de vertebrados en momentos concretos del Plioceno y Pleistoceno. En nuestros propios modelos sobre el origen de eventos  importantes de la evolución humana el Corredor Levantino tiene un papel estelar.

La datación del cráneo de Manot es muy fiable, porque los datos se han tomado sobre una capa de calcita que lo cubría en parte (ver figura). La cueva de Manot es muy activa desde el punto de vista geológico y cualquier objeto que quede atrapado en su interior se cubre rápidamente de cristales de carbonato. Así sucedió con el cráneo humano, cuya antigüedad se ha estimado en unos 55.000 años, con el margen de error correspondiente.

mapaComo bien explican los autores de la investigación, el cráneo de Manot es inequívocamente moderno. No hay duda de que el individuo que murió en ese lugar hace más de 50.000 años perteneció a una población de Homo sapiens. Es más, si jugáramos a mezclar el cráneo de Manot con varios cráneos actuales sería imposible distinguirlo de los demás ejemplares. Este trabajo no se hubiera publicado en la revista Nature de no ser por el debate que existe en la actualidad sobre las rutas de nuestra especie en su expansión fuera de África y de la fecha en la que sucedió este evento.

Los datos disponibles sugieren que esta expansión sucedió en varias oleadas, primero por el estrecho de Bab el-Mandeb y más tarde por el Corredor Levantino. La posibilidad de cruzar por el cuerno de África ya la he comentando en este mismo blog a raíz de varios hallazgos e investigaciones en la península de Arabia. Las evidencias son muy claras. Esta fue una puerta de salida, que dejó salir a nuestros antepasados hace más de 100.000 años. También es posible que los humanos de aspecto totalmente moderno alcanzaran el sur de China hace mucho más de 50.000 años. Es un tema en plena investigación, cuyos resultados seguramente podrán conocerse quizá en menos de dos años.

Pero centraré la reflexión en el nuevo hallazgo de Israel. Hace algo más de 100.000 años los miembros de nuestra especie trataron de expandirse fuera de África por el Corredor Levantino. No lo consiguieron. Allí estaban las tribus de los neandertales para impedirlo. De hecho, los primeros “sapiens” llegaron a Europa hace tan sólo 40.000 años. Los genetistas nos explican que esas poblaciones llegaron a tierras europeas y otras regiones de Eurasia con un 2-4 por ciento de genes procedentes de su hibridación con los neandertales. Quizá el cráneo de Manot llevara en su genoma algunos genes heredados de aquellas hibridaciones o quizá no. A juzgar por su morfología yo no apostaría demasiado por ello. Sin embargo, existen yacimientos mucho más antiguos, como los de Skhul y Jebel Qafzeh (a unos 100 kilómetros al sur de la cueva de Manot), cuyos cráneos siempre fueron difíciles de interpretar. En principio se propusieron dos hipótesis. Podría tratarse de formas arcaicas de Homo sapiens (de acuerdo con la teoría del origen africano y único de Homo sapiens) o de formas transicionales entre los neandertales y las poblaciones modernas (de acuerdo con la teoría del origen multirregional de nuestra especie). Gracias a las recientes aportaciones de la genética podríamos proponer una tercera hipótesis: los humanos que vivieron en las cuevas de Skhul y Qafzeh hace unos 80.000- 100.000 años fueron el resultado de una hibridación entre los neandertales y las poblaciones de nuestra especie, que trataban de cruzar la frontera del país de los Neandertales.

Los neandertales vivieron en el Corredor Levantino por lo menos hasta hace 50.000 años. Así que el cráneo de Manot podría contarnos una historia muy interesante. Esa fecha pudo ser crítica para que los miembros de nuestra especie se adueñaran finalmente de la región y consiguieran alcanzar las regiones más orientales de Europa.