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Cuando hace algunos años los miembros del equipo investigador de Atapuerca nos planteamos el origen de la acumulación de los homininos de la Sima de los Huesos, se propusieron varias hipótesis alternativas. Con el paso de los años la posibilidad de una acumulación antrópica intencionada fue ganando terreno a las demás hipótesis. La presencia de 27 ó 28 cadáveres en un lugar tan profundo y recóndito de la Cueva Mayor de Atapuerca junto al bifaz “Excalibur” (la única herramienta del yacimiento) apuntaba en esa dirección. Siempre hemos descartado un transporte de cadáveres a través de los 500 metros que en la actualidad separan la entrada de la Cueva Mayor de la Sima de los Huesos, aunque hasta el momento no se ha podido encontrar el acceso original para llegar hasta el yacimiento desde el exterior.

Cráneo 17 de la Sima de los Huesos. Foto realizada por Javier Trueba.

Como sucede siempre en ciencia, las hipótesis pueden rechazarse gracias a los datos en su contra, pero nunca podemos afirmar que una hipótesis es verdadera. En todo caso, podemos afianzar esa hipótesis con los datos que la apoyan. Esto es lo que está sucediendo con la hipótesis de la acumulación antrópica e intencionada para el conjunto de humanos de la Sima de los Huesos.

Todos los restos están concentrados en una cavidad de dimensiones muy reducidas, a la que solo se puede acceder por la boca de la Sima. La profundidad en vertical de la cavidad es de 14 metros. Cuando tocamos fondo, aún restan otros 14 metros en un plano inclinado antes de llegar a lo más profundo de la Sima de los Huesos. Además, los esqueletos aparecen en un único nivel. Su morfología es tan similar que casi podemos decir (a primera vista) que estaban emparentados. Quizá el estudio de ADN en un futuro no muy lejano nos aclare esta cuestión. Al menos sabemos que todos los humanos allí representados pertenecieron a una misma población. El último dato sobre su antigüedad (unos 430.000 años) parece haber satisfecho a propios y extraños. Estos humanos vivieron en una época interglaciar de larga duración, en la que la sierra de Atapuerca debió estar ocupada de manera continua e intensa por diferentes grupos a lo largo de miles de años. Su presencia ha quedado grabada en varios de los yacimientos de la sierra.

asesinatoEn 2014 se publicó en la revista Nature la descripción general de los cráneos reconstruidos hasta el momento en la Sima de los Huesos. En lo sucesivo, el equipo que estudia este material tan importante dedicará años al estudio de muchos detalles importantes. Uno de esos detalles se acaba de publicar en la revista PLOS ONE. Y no es un detalle menor, porque el estudio revela la posibilidad de la muerte violenta de uno de los humanos (representado por el cráneo 17) a manos de otro. Este dato sugiere que la presencia de tantos cadáveres en la Sima de los Huesos podría ser el resultado de una verdadera batalla campal por el dominio del territorio. Recordemos que los eventos de canibalismo inferidos del estudio de los restos de Homo antecessor (850.000 años de antigüedad) también sugieren la lucha por el control de un territorio, seguramente paradisíaco.

El trabajo publicado en PLOS ONE y liderado por la Dra. Nohemi Sala es una investigación forense extraordinaria, digna de las series televisivas de mayor audiencia. El cráneo 17 presenta dos perforaciones de tamaño y forma muy similar en el hueso frontal, que pudieron ser realizadas con el mismo arma y de manera consecutiva. Sin duda, con intención de matar. Puesto que las perforaciones craneales (que son contiguas) no muestran signos de regeneración ósea es obvio que el propietario o propietaria del cráneo 17 falleció a causa de esta agresión. Además, el 70 por ciento de los cadáveres acumulados en la Sima de los Huesos pertenecieron a jóvenes adolescentes y adultos de menos de 20 años. Este perfil demográfico es de tipo catastrófico, como ya hemos contado en publicaciones científicas anteriores. Es por ello que ahora se puede especular con una lucha de los miembros de tribus vecinas. Los niños y la mayor parte de los ancianos y ancianas de esas tribus no habrían participado en la lucha, ya que sus cuerpos no aparecen en la Sima de los Huesos. Los muertos habrían sido arrojados de manera intencionada en el interior de la cavidad. Las razones de este comportamiento, que recuerda a lo que más tarde se transformó en la inhumación de los cadáveres, y lo que pasó por las mentes de aquellos humanos no han dejado evidencias científicas. Así que tendremos que dejar tales asuntos para quienes gustan de contar historias.