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El poblamiento de América fue un evento histórico muy particular, que permite comprender la expansión de los humanos durante el final del Pleistoceno y el Holoceno. La razón fundamental para considerarlo un modelo digno de estudio reside en que ese territorio nunca estuvo ocupado por otros homininos. Amy Goldberg, Alexis Mychajiv y Elizabeth Hadly (Universidad de California) han conseguido reunir una base de datos de 1.147 yacimientos arqueológicos de América del Sur, que cuentan con 5.464 fechas obtenidas mediante el método del C14. Estos yacimientos cubren un período entre 14.500 y 2.000 años de antigüedad. El objetivo de su trabajo se centró en conocer los cambios en la densidad de población en esta vasta región del planeta a lo largo de más de 12.000 años, mediante la aplicación de métodos paleodemográficos bien contrastados. Sus resultados se han publicado el 14 de abril en la revista Nature.

El yacimiento de Monte Verde (Chile) es el más antiguo de América de Sur, datado en 14.500 años.

La importancia de América del Sur en el estudio de los movimientos de las poblaciones de Homo sapiens radica también en que el hecho de haber sido el último lugar del planeta colonizado por nuestra especie. Y este hecho sucedió a miles de kilómetros de distancia de otras poblaciones. Los primeros colonos americanos entraron por Beringia en una época todavía por determinar. Para algunos expertos, esa entrada se produjo hace unos 30.000 años. Para otros, la primera colonización sucedió hace unos 15.000 años. En cualquier caso, la colonización se produjo aprovechando un episodio climático en el que el tránsito por Beringia era posible gracias a la formación de un enorme puente de hielo entre Eurasia y América del Norte. Si la segunda fecha es la correcta, la colonización de todo el continente se produjo tan solo en unos 500 años. En efecto, las fechas de Monte Verde (Chile), el yacimiento más antiguo de América del sur, arrojan cifras de unos 14.500 años.

Durante la primera fase de la colonización de América del Sur los yacimientos se concentraron sobre todo en la costa del Pacífico, siguiendo la ruta natural de los primeros colonos desde América del Norte y América Central. Algunos grupos subieron más tarde desde la Patagonia y alcanzaron la costas del sur del actual estado de Brasil. Desde allí, se extendieron hacia el interior del continente. Sin embargo, las poblaciones de América del sur tardaron más de 6.000 años en ocupar toda la costa atlántica. De ese largo período faltan datos de yacimientos de la región del Amazonas. Quizá el clima tropical, con su enorme capacidad para reciclar la materia orgánica, eliminó todo posible rastro de vida humana. Solo así se puede explicar que solo se hayan localizado un puñado de yacimientos en el interior de América del Sur.

Guanacos de Patagonia. Las llamas domésticas son descendientes de esta especie de camélido. Fuente: www.conservacionybiodiversidad.cl

Guanacos de Patagonia. Las llamas domésticas son descendientes de esta especie de camélido. Fuente: www.conservacionybiodiversidad.cl

Durante los primeros 8.000 años de ocupación de América del Sur la densidad de población permaneció en valores muy bajos. Las estimaciones del número de individuos por cada yacimiento oscilan entre 15-20 hasta un máximo de 400 efectivos en casos excepcionales. El número total de individuos que pudo vivir en toda América del Sur hace unos 12.000 años pudo ser de unos 20.000 efectivos. A los autores del artículos de Nature, sin embargo, no se les escapa el hecho de que durante la primera fase de la colonización el nivel del mar estaba 100 metros más bajo que en la actualidad. Es posible, por tanto, que muchos yacimientos antiguos se encuentren en la actualidad bajo el mar y se hayan perdido para siempre. El número de individuos fue subiendo de manera progresiva, pero el salto demográfico no sucedió hasta la invención de la agricultura y la ganadería. Aún así, y según los investigadores citados anteriormente, hace unos 2.000 años la población total de América de Sur no superaba el millón de individuos.

Es interesante constatar que la innovación de la agricultura y la domesticación de animales (Neolítico) ocurrió en varios lugares del planeta como una pauta de convergencia cultural múltiple. En América del Sur esta innovación surgió por primera vez hace unos 9.000 años en regiones del noroeste, aunque parece ser que la domesticación de plantas y animales sucedió en momentos y lugares muy distantes de manera independiente. Este hecho demuestra la capacidad de nuestra especie para lograr cotas culturales similares cuando las condiciones son adecuadas.