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La semana pasada tuvimos noticia de la existencia de dos nuevos cráneos fósiles humanos procedentes del yacimiento de Xuchang, situado en la provincia de Henan, en el centro este de China. Los investigadores Zhan-Yang Li y Erik Trinkaus han liderado el estudio de estos cráneos, que se ha publicado en la revista Science y en el que han participado nuestros colegas Xiu-Jie Wu y Liu Wu, del Instituto de Vertebrados de Paleontología y Paleoantropología (IVPP) de Pekín. Es agradable ver como se enriquece el registro fósil humano. Cada nuevo ejemplar representa la pieza de un puzzle, que tardaremos mucho tiempo en completar. Hace un par de años tuvimos ocasión de ver los restos originales, aún sin reconstruir, en nuestra visita anual al IVPP.

Cráneos de Xuchang. La reconstrucción de los cráneos ha sido realizada en el Institut of Vertebrate Paleontology and Paleoanthropology (IVPP), Beijing. Imagen tomada de www.redorbit.com.

Los cráneos de Xuchang se han reconstruido a partir de fragmentos hallados en el yacimiento entre 2007 y 2014. El cráneo 1 está algo más completo, aunque solo conserva el neurocráneo. No hay restos ni de la cara ni de la mandíbula. El cráneo 2 apenas conserva la parte posterior del neurocráneo. Es una pena no disponer de información sobre el cráneo facial, porque la evolución de la forma de la cara es uno de los temas pendientes en evolución. La datación de estos restos humanos ha sido calibrada mediante el método de la luminiscencia en granos de cuarzo entre 105.000 y 120.000 años. Este es uno de los métodos más fiables del momento, y las fechas encajan perfectamente tanto con los restos fósiles de animales como con la industria lítica. Un contexto aparentemente perfecto, que no ofrece dudas. Así que estos humanos de China pudieron vivir a finales del Pleistoceno Medio, en una época cálida de transición hacia las últimas glaciaciones del planeta.

Los autores del trabajo nos explican que los cráneos tienen un aspecto primitivo, pero hacen notar ciertas similitudes con los Neandertales tanto en el occipital como en el oído interno. Las técnicas modernas de micro-TC (microtomografía axial computarizada) permiten el “milagro” de estudiar con detalle estructuras internas a las que hace tan solo unos años nadie tenía acceso. La radiografía convencional no tiene la resolución suficiente como para lograr esos detalles. Junto a esos caracteres, Li y sus colegas ofrecen las estimaciones del tamaño del cerebro del cráneo 1 de Xuchang, que se acerca a los 1.800 centímetros cúbicos. Si sus estimaciones son correctas, el cráneo Xuchang 1 se encuentra en el extremo más alto tanto de los Neandertales como de las poblaciones de nuestra especie. Recordemos que el promedio del volumen de Homo sapiens es de unos 1.350 centímetros cúbicos. El dato del cráneo de Xuchang demuestra una vez más que la expansión del tamaño de cerebro pudo ser un carácter con selección positiva independiente en muchas poblaciones de homininos tanto de África como de Eurasia.

No es la primera vez que los científicos señalan la presencia de rasgos neandertales en fósiles de China. Tampoco es la primera vez que se sugieren posibles conexiones entre Europa y el este de Asia. Desde nuestro equipo defendemos que tanto Asia como Europa fueron colonizadas en diferentes momentos, por poblaciones que procedían del suroeste de Asia, donde los neandertales estuvieron viviendo durante miles de años. Recuerdo la frase de un colega británico, Robin Dennell, cuyo cerebro guarda una verdadera enciclopedia de datos sobre el contexto de todos los yacimientos de Eurasia. Robin explicó en cierta ocasión que, “según los datos que maneja, los neandertales llegaron a bañarse en el Pacífico”. Una forma divertida de señalar que la expansión de Homo neanderthalensis pudo ser mayor de lo que imaginamos. Si los miembros de esta especie ocuparon la cueva de Denisova, en Siberia, es posible que llegaran hasta el actual estado de China e hibridaran con los homininos que ocupaban esta vasta región de Eurasia.

Esta hipótesis se podrá contrastar gracias a los estudios de ADN antiguo. Sabremos entonces si la colonización de Asia sucedió fue un evento único protagonizado por la especie Homo erectus, como ha sostenido la ciencia oficial durante muchos años. Por el contrario, la gran variabilidad de los homininos de China podría deberse tanto a su colonización en diferentes momentos, como a la mezcla entre poblaciones del este y el oeste de Eurasia durante el Pleistoceno Medio.

José María Bermúdez de Castro