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El yacimiento de Vindija se localiza en el interior de una gran cavidad, situada unos 85 kilómetros al norte de Zagreb, en el norte de Croacia. Excavado desde la década de 1970, este yacimiento ha proporcionado restos arqueológicos datados entre 200.000 y 10.000 años. En el nivel 3G se obtuvieron varios restos de cráneo y del esqueleto postcraneal, que fueron incluidos en la especie Homo neanderthalensis no sin cierto debate. En efecto, las características anatómicas de los fósiles aparentaban ser más progresivas que las de otros restos neandertales europeos. Inicialmente los restos humanos fueron datados en unos 28.000 años, una fecha que sugería la persistencia de grupos neandertales en Europa una vez el continente había sido totalmente ocupado por las poblaciones de Homo sapiens.

Entrada a la cueva de Vindija (Croacia)

 

La polémica sobre su antigüedad acaba de terminar con la datación directa de los fósiles humanos mediante una versión muy mejorada del método de C14. Las investigaciones, lideradas por Thibaut Deviése (Unidad de Radiocarbono de la Universidad de Oxford, Reino Unido), han producido fechas muy precisas en torno a los 46.000 años antes de presente. Los nuevos datos han sido publicados en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Con estos resultados pierde peso la hipótesis de la persistencia de los neandertales tras la ocupación de nuestro continente por Homo sapiens. Puesto que hace entre 45.000 y 50.000 años los humanos “modernos” aún no habíamos pisado el viejo continente, es evidente que las peculiares características de los neandertales de Vindija no obedecen ni a una cronología reciente ni a su posible hibridación con las poblaciones de Homo sapiens.

 

De manera paralela a estos trabajos, el genetista Kay Prüfer (Instituto Max Planck, Alemania) ha liderado una nueva investigación sobre el ADN de los restos humanos de Vindija. Los resultados se acaban de publicar en la revista Science. Los neandertales de Vindija han sido uno de los pilares de la construcción del genoma de los neandertales, junto a los restos del yacimiento de El Sidrón (Asturias) y el yacimiento de Denisova (Siberia). En esta ocasión, Prüfer y sus colegas han obtenido nuevos restos de ADN de uno de los fragmentos fósiles de la colección de Vindija (33.19), que perteneció a una mujer neandertal.

 

Este nuevo estudio ha mejorado nuestro conocimiento sobre las variantes genéticas que heredamos de los neandertales. Como sugieren los autores del artículo de Science, nuestra hibridación con los neandertales supuso la entrada en el genoma de Homo sapiens de numerosos genes, que fueron rápidamente eliminados por selección natural negativa. Otras variantes persistieron, aunque siguen produciendo problemas relacionados con alergias, lesiones de la piel, o problemas inmunológicos. Esas variantes forman parte del 1,8-2,6% del ADN de las poblaciones humanas actuales que pueblan Eurasia, las Américas y la mayoría de las islas localizadas entre el continente australiano y el continente euroasiático. La persistencia de estas variantes solo puede ser explicada por su posible asociación a otras ventajas selectivas para las poblaciones de nuestra especie. En caso contrario, ya habrían sido eliminadas por la selección natural.

 

El resultado más llamativo del nuevo estudio del genoma de los neandertales está relacionado con la heterocigosis de las regiones cromosómicas analizadas. Sabemos que el genoma de cada individuo se hereda a partes iguales del padre y de la madre. En muchos casos, las variantes alélicas recibidas de los progenitores son diferentes (heterocigosis), mientras que en otros casos son idénticas (homocigosis). La heterocigosis puede ser muy beneficiosa para un individuo, caso de que alguna de las variantes alélica del gen tenga efectos perniciosos. Por ejemplo, la hemofilia (dificultad para la coagulación de la sangre) es una enfermedad hereditaria que aparece cuando las variantes alélicas de la mutación del gen se heredan tanto del padre como de la madre. Si el individuo solo tiene la variante mutada de uno de los progenitores no presentará esta enfermedad.

 

Pues bien, los resultados de Prüfer y sus colegas han demostrado que la mujer neandertal de Vindija tenía un grado de homocigosis superior al que se observa en las poblaciones actuales. Aunque se trata de un único individuo, los genetistas sugieren que la densidad demográfica de los neandertales era muy baja. En estas circunstancias, la probabilidad de parentesco próximo entre los individuos que componían esta población era elevado. En consecuencia, la endogamia pudo ser un factor muy importante en la aparición de determinadas dolencias en la especie Homo neanderthalensis. Muchas de estas dolencias pudieron ser letales, dado el estilo de vida de nuestros ancestros.

 

En otras palabras, los neandertales podrían haber sido responsables indirectos de su propia extinción, tal vez acelerada por la presión ejercida por las poblaciones de Homo sapiens. Recordemos que los neandertales resistieron durante 70.000 años la expansión de nuestra especie en Europa, como hemos contado más de una vez en este blog. Pero cabe la posibilidad de que hace unos 50.000 años su densidad demográfica descendiera hasta límites peligrosos. De ser así, esa “debilidad” habría sido aprovechada por los grupos de Homo sapiens, que habrían terminado por ocupar los mejores territorios de caza y recolección. Puesto que la paleo-genética avanza a pasos agigantados, no tendremos que esperar mucho tiempo para que los expertos acumulen nuevas evidencias sobre una hipótesis tan sugerente.

 

José María Bermúdez de Castro