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De acuerdo con todas las evidencias, nuestra especie surgió en África hace entre 300.000 y 200.000 años. Si admitimos que los restos de Jebel Irhoud (Marruecos), cuya antigüedad de se cifra en unos 315.000 años, pertenecieron a Homo sapiens estaríamos en torno a la cifra más antigua relacionada con el origen de nuestra especie (ver post de 13 de junio de 2017, en este mismo blog). Y si aceptamos las estimaciones de los genetistas, el origen estaría girando en torno a los 200.000 años. Por otro lado, se acumulan evidencias de la expansión de nuestra especie fuera de África hace unos 120.000 años a través del estrecho de Bab el-Mandeb, que se localiza entre los actuales estados de Djibouti y Yemen. En aquella época, pudo existir un paso franco a través de un puente por tierra firme. Desde ese lugar y hasta los confines de Australia, se puede seguir el camino de nuestros ancestros gracias a un cierto número de yacimientos.

Imagen digitalizada del maxilar Misliya-1. Fuente: Science

 

La expansión de Homo sapiens por el Corredor Levantino pudo comenzar antes, como se explica en un artículo recién publicado en la revista Science. El científico Israel Hershkovitz, líder de este trabajo, dirigió las excavaciones en el yacimiento de Misliya, donde hace pocos años se encontró, entre otros restos fósiles, un maxilar humano datado en unos 160.000 años. En la investigación de este fósil hemos participado la mayoría de los paleoantropólogos del proyecto Atapuerca. El yacimiento de Misliya se localiza en la pequeña cordillera de Monte Carmelo, en el norte del estado de Israel, declarada en 2012 patrimonio de la humanidad por la UNESCO debido a la notable concentración de lugares con yacimientos del Pleistoceno.

 

El Corredor Levantino ha sido testigo de hallazgos sorprendentes, que han dado lugar a debates interminables. Es difícil ponerse acuerdo en la interpretación de los restos fósiles datados entre hace unos 120.000 y 50.000 años. Algunos de los yacimientos han proporcionado restos de la población neandertal, mientras que otros han sido atribuidos a nuestra especie. Los restos incluidos en la especie Homo neanderthalensis, como los de los yacimientos de Kebara o Tabun, muestran un aspecto más grácil que los de sus contemporáneos de Europa. Los restos atribuidos a Homo sapiens, como los de los yacimientos de Jabel Qafzeh y Es Skhul, presentan un aspecto arcaico en relación con las poblaciones humanas actuales. Las diferencias morfológicas entre todos estos fósiles no son tan acusadas como las que nos permiten distinguir sin vacilaciones a los neandertales europeos de los primeros sapiens que pisaron nuestro continente. Para rizar el rizo, la antigüedad de los restos de Jabel Qafzeh, que se ha estimado en torno a los 100.000 años, es anterior a la de todos los restos atribuidos en esa región a Homo neanderthalensis.

 

Durante años y una vez que los expertos lograron ponerse de acuerdo sobre la asignación taxonómica de los fósiles hallados en todos estos lugares, se llegó a un cierto consenso: los neandertales y los humanos modernos coexistieron sin aparentes problemas en el Corredor Levantino. Los miembros de nuestra especie no pudieron progresar hacia el norte debido a la barrera demográfica que suponía la existencia de una población neandertal bien establecida en Eurasia. Por otro lado, hay bases científicas firmes para proponer que los restos humanos encontrados en el Corredor Levantino pudieron pertenecer a poblaciones resultantes del mestizaje entre las poblaciones de Homo sapiens que pretendieron expandirse fuera de África por esa región y la población neandertal residente. La proximidad morfológica entre los restos de Kebara, Tabun, Skuhl y Qafzeh se podría explicar de este modo.

 

En este contexto, el artículo publicado en Science ha tenido que presentar información convincente sobre la asignación taxonómica del maxilar de Misliya. Este fósil consiste en la mitad de un maxilar, con parte del arco cigomático y todos los dientes. No es gran cosa, pero la morfología y el tamaño relativo de los dientes está mucho más próxima a la de Homo sapiens que a la de Homo neanderthalensis. Por supuesto, los “argumentos morfológicos” no convencerán a todos y Misliya entrará en el debate. Su antigüedad no es un problema para quienes consideramos que puede encajar perfectamente en Homo sapiens. Si estamos en lo cierto, el maxilar Misliya-1 sería el resto más antiguo de nuestra especie fuera del continente africano, testigo mudo de los intentos de aquellos ancestros por expandir su territorio a través del Corredor Levantino.

 

José María Bermúdez de Castro