Seleccionar página

Acaba de publicarse (Scientific Reports) una nueva hipótesis sobre la extinción de los Neandertales. Sinceramente, he perdido la cuenta de las ideas que se han propuesto sobre esta cuestión. Casi habría que escribir un libro de muchas páginas para recopilar todas esas ideas y explorar si algunas ya no sirven y si otras son compatibles. La última entrega ha sido liderada por Takanori Kochiyama, del Departamento de Cognitive Neuroscience de Kyoto (Japón), y en el que participan algunos colegas europeos. Veamos.

Cerebelo (en color naranja). Fuente: Psicología y Mente.

La mayoría de los investigadores que firman este trabajo son expertos en cerebro y en neuroanatomía computarizada. Así que su investigación se centró en comparar la forma del cerebro de cuatro ejemplares neandertales bien conservados: La Ferrasie, La Chapelle aux-Saints, Amud y Forbes Quarry 1, con la de varios humanos modernos, algunos de cronologías anteriores a los neandertales mencionados: Qafzeh 9, Skuhl 5, Mladec 1 y Cro-Magnon. Las nuevas técnicas computacionales permiten explorar la forma del interior del cráneo de manera no invasiva y son mucho más precisos que los viejos métodos en los que se obtenían moldes endocranales utilizando resinas y otros productos.

El objetivo de los investigadores fue estudiar el tamaño absoluto y relativo del cerebelo, una aproximación novedosa en la exploración de la forma del interior del cráneo de estas especies. Es preciso recordar que no hace tanto tiempo se consideraba que el cerebelo tenía un papel secundario en el conjunto del cerebro. Su rol se relacionaba con la coordinación muscular. No es poco, porque tenemos cerca de 650 músculos en el cuerpo, con funciones muy diversas. Entre otras cosas, hemos de caminar erguidos y mantener el equilibrio sobre las dos piernas. Imaginemos la coordinación muscular necesaria para convertirse en un/una deportista de élite.

Sin embargo, en los últimos años se ha progresado mucho en el conocimiento de las funciones de las diferentes partes del cerebro. Por una parte, ya sabemos que no se pueden realizar compartimentos estancos en el cerebro, como se propuso hace ya unas cuantas décadas. Aunque ya se conocen hasta 180 áreas del neocórtex con funciones concretas (DOI 10.1038/nature18933), el neocórtex cerebral es tremendamente flexible y sus diferentes regiones están perfectamente conectadas.

La conectividad del cerebro es tan impresionante, que todo el córtex cerebral está al servicio de nuestras necesidades. Además, el universo de nuestra mente sigue siendo un mundo por descubrir. El cerebelo no solo coordina el sistema muscular o el equilibrio, sino que parece estar relacionado con la memoria de trabajo, la atención o con una mejor capacidad en la expresión del lenguaje. Podría decirse que un cerebelo “bien amueblado” nos ayuda a ser más inteligentes.

Ante estas revelaciones de la neuroanatomía del cerebro no puede extrañar que algunos científicos se hayan puesto manos a la obra para intentar conocer al menos el volumen absoluto y relativo del cerebelo de nuestros antepasados. Los resultados de Kochiyama y sus colegas indicaron que los neandertales tenían un cerebro más grande, un dato bien conocido desde hace tiempo. El cerebelo también resultó ser más grande en los neandertales. Sin embargo, al comparar el tamaño del cerebro (sin cerebelo) y el cerebelo, quedó patente que esta parte del cerebro era relativamente más pequeña en la muestra de Homo neanderthalensis que en la muestra de Homo sapiens.

La interpretación de Kochiyama y sus colegas es la que podíamos esperar. Si el cerebelo es una parte tan importante para nuestras capacidades cognitivas, un volumen relativamente mayor estaría relacionado con seres más capaces e inteligentes. Los humanos modernos seríamos (cognitivamente hablando) superiores a los Neandertales y por eso estamos aquí, y no ellos.

Sobre la extinción de los neandertales se han propuesto hipótesis relacionadas con el medio ambiente hostil de las glaciaciones y su incapacidad para sobrevivir en esas condiciones. Pero la mayoría de las hipótesis han hecho hincapié en la mayor capacidad mental de nuestra especie. Competimos con ellos y ganamos. La hipótesis de Kochiyama y sus colegas va por esa línea. Éramos más inteligentes, porque nuestro cerebro (y en particular nuestro cerebelo) seguramente disponía de habilidades cognitivas más desarrolladas, incluyendo la comunicación.

El trabajo de estos colegas es impecable y merece toda nuestra atención. Dos de los cráneos de Homo sapiens analizados, Qafzeh 9, Skuhl 5 (Corredor Levantino), tienen una antigüedad que ronda los 100.000 años. Eran, por tanto, más antiguos que los cuatro neandertales estudiados y, supuestamente, más listos. Sin embargo, no me canso de repetir que nuestra especie fue incapaz de sobrepasar la barrera demográfica de los neandertales en el Corredor Levantino al menos durante 130.000 años (que se dice pronto). El resto de Homo sapiens más antiguo conocido fuera de África (Misliya 1) tiene 180.000 años (ver post de 25 de enero en este mismo blog). ¿Por qué los grupos de Homo sapiens no invadieron Europa enseguida, si tenían capacidades cognitivas superiores?

Recordemos también, que hace unos 120.000 años los humanos modernos atravesaron el estrecho de Bab el-Mandeb por el llamado cuerno de África y no tardaron en llegar hasta las costas de Australia. Sin duda, éramos listos y espabilados. A pesar de ello, los neandertales nos impidieron el paso por el Corredor Levantino durante una eternidad. Lo conseguimos cuando nuestros antepasados sapiens ya pescaban atunes en los mares que separan las actuales islas de Indonesia, Nueva Guinea y el norte de Australia (ver post de 29 de octubre de 2013 en este mismo blog) ¿Entonces?, ¿dónde queda la incapacidad de los neandertales? Estos humanos enterraban a sus muertos, pintaban en las paredes de las cuevas y tenían una capacidad simbólica bien desarrollada.

Me quedan preguntas en el aire: ¿importa tanto el tamaño?, ¿no sería bueno saber algo más sobre las neuronas, su conectividad y su función en el cerebelo de los neandertales? Ya sabemos que no es posible responder a estas cuestiones. Lo único que nos queda del cerebro es su tamaño y su forma, que ahora podemos medir con precisión en la pantalla de un ordenador.

Si los/as lectores/as quieren saber mi opinión, lo mejor que he leído sobre la extinción de los neandertales está relacionado con su disminución demográfica debido a los rigores climáticos del hemisferio norte y a su posible alta tasa de endogamia. Su debilitamiento genético pudo contribuir a que el imperio Neandertal, construido durante miles de años en la mayor parte de Eurasia, terminara por derrumbarse frente al acoso de Homo sapiens. 5.000 generaciones de neandertales resistieron ese empuje. Cuesta aceptar que fueran menos inteligentes, aunque su cerebelo fuera relativamente más pequeño.

 

José María Bermúdez de Castro