Durante años hemos debatido entre nosotros y con investigadores ajenos al proyecto Atapuerca diferentes hipótesis para explicar la excepcional acumulación de restos humanos del Pleistoceno Medio en el yacimiento de la Sima de los Huesos. El número de restos encontrados se acerca a la cifra de 7.000, que supone aproximadamente el 95% de todos los fósiles humanos de ese período (120.000-722.00 años) encontrados en Europa. Los 7.000 restos representan un mínimo de 28 individuos, presumiblemente contemporáneos, con una antigüedad de algo más de 400.000 años. En ese grupo parecen estar representados hombres y mujeres y quizá un niño/a de pocos años, reconocido/a por un único diente encontrado entre los sedimentos removidos por los aventureros que se atrevieron a descender hasta las profundidades de la Sima de los Huesos desde los inicios del siglo XX.
Aunque no es sencillo determinar con precisión la edad de muerte de aquellos humanos, es posible realizar una buena aproximación. El desarrollo de los dientes (nuestra herramienta principal) de aquella especie del Pleistoceno seguramente fue algo diferente al de Homo sapiens. Pero no tanto como para alejarnos de la verdadera edad de muerte de aquellos humanos. Dieciocho individuos fallecieron cuando tenían aproximadamente entre 11 y 20 años (65%). Otros seis individuos murieron cuando tenían entre 21 y 35 años (21%), mientras que tan solo tres de ellos/as podían haber superado esa edad. Es decir, la inmensa mayoría eran muy jóvenes cuando fallecieron y tanto ellos como ellas estaban en pleno período de reproducción.
La distribución de edades de muerte, que mostramos en una de las figuras, se puede clasificar en un perfil que los demógrafos denominan “muerte catastrófica”, frente al perfil de “muerte atricional”. Este último refiere la mortalidad normal de cualquier población humana, en la que la gran mayoría de los difuntos tienen edades avanzadas. Es la distribución de edades de muerte que podemos encontrarnos en el cementerio de cualquier localidad.
La hipótesis más probable para explicar la acumulación de los 28 cuerpos en la Sima de los Huesos propone que otros humanos habrían arrojado los cuerpos de los difuntos en la cavidad. Esta hipótesis tiene una serie de connotaciones importantes, pues reflejaría una cierta preocupación de los miembros de aquella especie por sus muertos. Pero, dejando a un lado esta y otras posibles hipótesis sobre la acumulación de cadáveres en la Sima de los Huesos, me quiero centrar en los datos empíricos. Hemos de reflexionar sobre la posible causa de un suceso con resultado de muerte catastrófica, seguramente casi simultánea de un grupo numeroso de jóvenes en plena época de reproducción ¿Una enfermedad generalizada?, ¿quizá una hambruna? Es posible, pero hay otras explicaciones que merecen más credibilidad.
El descubrimiento por parte de una compañera del proyecto (la Dra. Nohemi Sala) de que uno de los individuos fue golpeado dos veces en la cabeza con perforación del cráneo y posible resultado de muerte, señala con claridad un episodio de violencia. Se investiga si otros individuos pudieron correr la misma suerte, examinando los cráneos más o menos completos de la colección. Si puede demostrarse algún otro caso de muerte violenta ya no me cabría duda sobre las razones de ese perfil de muerte catastrófica. Los enfrentamientos entre aquellos grupos (las guerras del pasado) no debieron ser infrecuentes. Los recursos podían ser abundantes en algunos lugares, mientras que otros serían más pobres. La apetencia por el dominio de territorios estratégicos ha sido y es la norma de todas las especies de la genealogía humana. Lo que hoy no nos extraña (guerras por la posesión de tierras y recursos) seguramente ha ocurrido en todas las épocas de la prehistoria. Mi apuesta va por ese camino para la acumulación de cadáveres en la Sima de los Huesos. Las investigaciones en curso tienen la palabra.
José María Bermúdez de Castro
La actualidad está impregnada de ideologías buenistas y de corrientes de pensamiento que pretenden cambiar la naturaleza del homo sapiens mediante leyes y reales decretos, afán inútil. Lo que hemos sido siempre y seguiremos siendo es la suma contradictoria de altruismo y bestial territorialidad egoísta. Del equilibrio entre esas dos fuerzas contrapuestas proviene nuestro éxito evolutivo. Los restos que encontramos, como los de la Sima de los Huesos, si está usted en lo cierto José María, reflejan la realidad humana del pasado que no difiere mucho de la realidad actual, tanto de humanos como de pan troglodytes y pan paniscus.
MARGARITA SALAS, bioquimica asturiana, investiga un virus bacteriófago de gran utilidad en biotecnología. Leed sobre ella, es una de los grandes.
Saludos