Las excavaciones en los yacimientos del Pleistoceno precisan emplear métodos muy diversos. No es lo mismo excavar el yacimientos formados al aire libre (en África, por ejemplo) que excavar en cuevas. Los niveles que se han ido depositando en las cavidades cársticas pueden excavarse simplemente con pinceles (caso de las capas de cenizas procedentes de hogares) o pueden estar tan endurecidos por las aguas carbonatadas, que solo queda recurrir a un martillo neumático. En estos casos, la posibilidad de recuperar en su integridad los fósiles o las herramientas de piedra es muy baja. Por fortuna, la mayoría de los niveles geológicos de la cuevas se pueden excavar con las herramientas que encontramos en cualquier ferretería: destornilladores, cinceles, martillos, etc., o en las casas especializadas en instrumental odontológico.
Ante esta circunstancia, la destreza y habilidad de los excavadores es esencial en la recuperación de los fósiles y de las herramientas de piedra. Cada año, los yacimientos de Atapuerca acogen aproximadamente un 20 por ciento de novatos, que reciben su bautismo de fuego en los diferentes yacimientos y aprovechan para aprender en una verdadera escuela de verano. No todo el mundo tiene las habilidades necesarias para realizar una buena excavación, pero también es necesario dar oportunidades para demostrar las capacidades de cada persona.
La mayor fortuna para yacimientos de estas características es contar con verdaderos profesionales de la restauración y conservación, especializados en la prehistoria. Es el caso de Pilar Fernández y Elena Lacasa. Ellas trabajan como profesionales en el Centro Nacional de Investigación Humana de Burgos y cada año forman parte del grupo más selecto de excavadores de Atapuerca. Durante el resto del año Elena y Pilar realizarán su labor profesional conservando y restaurando, entre otras, las colecciones de Atapuerca que se depositan en esta institución.
Allí donde la dificultad es mayor para recuperar los fósiles, Elena y Pilar pasan horas manejando instrumental muy variado. Su habilidad manual es superior al de la mayoría de nosotros. Cada uno tiene sus capacidades y la complementareidad es esencial en una excavación. Resulta increíble ver el estado en el que se recuperan algunos restos arqueológicos y el resultado final tras un laborioso proceso de restauración, que puede llevar meses.
Este año, Elena y Pilar dedicarán la mayor parte de su tiempo al nivel TD4 del yacimiento de la Gran Dolina. La probabilidad de encontrar restos humanos fósiles y herramientas de piedra en este nivel es razonablemente elevada y la responsabilidad de realizar un buen trabajo en este lugar es también muy alta. Las piezas que se recuperen en este nivel tienen una cronología que se aproxima al millón de años de antigüedad.
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