Hace varios años supe de la existencia de la Cueva de Eirós (Cova Eirós), que alberga uno de los yacimientos arqueológicos del Pleistoceno más importantes de Galicia. En este trabajan varios compañeros y buenos amigos, además de excelentes profesionales, como Xosé Pedro Rodríguez y Arturo Lombera. Cova Eirós está situada en las proximidades de la localidad de Triacastela, en la provincia de Lugo, y sus hallazgos relacionados con los neandertales y los humanos más arcaicos de nuestra especie en Europa son extraordinarios.
Aunque la cronología de este yacimiento del Pleistoceno Superior esté lejos de la antigüedad de otros lugares de la península Ibérica, su importancia es extrema. Galicia cuenta con un patrimonio muy escaso de yacimientos antiguos, debido a su particular geología. Es por ello que Cova Eirós y la región en la que se encuentra este yacimiento representan una oportunidad única para conocer la prehistoria del noroeste de nuestro país.
Hace un par de semanas recibí el email de una profesora, ya retirada (Dolores García Lasanta), en el que me pedía hacer algo para proteger el yacimiento del incontenible avance del progreso. No es la primera vez que un yacimiento importante está en peligro, ni será el último ¿Cuántos lugares habrán sido destruidos por intereses económicos? Por supuesto, mis posibilidades de apoyar de manera eficaz la defensa de Cova Eirós son muy limitadas, sino nulas. Como expliqué a Dolores, los responsables de los yacimientos de Atapuerca (Patrimonio de la Humanidad) nos hemos dejado la salud en la defensa del mejor conjunto arqueológico de Eurasia.
El modelo de Atapuerca, sin embargo, podría servir de ejemplo para otros lugares de importancia singular, como es el caso de Cova Eirós. Hace no tantos años, la economía de los alrededores de la sierra de Atapuerca dependía casi única y exclusivamente de la agricultura y la ganadería. Hoy en día, el turismo de calidad es una alternativa para muchas familias. Miles de visitantes acuden cada año a visitar los yacimientos y otras muchas atracciones relacionadas con la evolución de nuestros ancestros, incluyendo el fabuloso Museo de la Evolución Humana de Burgos.
En el caso de Cova Eirós, y quizá de otro muchos lugares, no es posible repetir la magnitud del fenómeno económico de Atapuerca. Estamos en época de “vacas flacas” para todo. Sin embargo, con esfuerzo e imaginación y, por supuesto, con la obligada complicidad de los responsables de la administración es posible atraer la atención de los amantes de la prehistoria. Las fuentes de riqueza de una región tienen que aprovecharse en favor de sus habitantes. Algunas de esas fuentes ofrecen pan para un tiempo limitado. Tenemos innumerables ejemplos de la necesidad de reconversión económica de regiones enteras, no siempre con éxito. Los yacimientos prehistóricos representan una fuente de conocimiento del pasado, con proyección hacia el futuro, pero también una fuente de riqueza, que no se agota. En Atapuerca y otros lugares del mundo ha quedado constancia de ello. Con este post quiero contribuir a comunicar la existencia de un lugar tan importante como Cova Eirós, situado en una de la regiones más bellas de nuestro país.
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