La semana pasada se publicó en la revista Science la enésima entrega de una cuestión, que tal vez nunca llegaremos a resolver de manera satisfactoria y consensuada. En cualquier caso, el ingenio de los investigadores que han realizado este trabajo merece un aplauso. La arqueología, la paleoantropología y la paleogenética se han dado la mano para llegar juntas a buen puerto.
Dos dientes de leche, encontrados hace años en la Grotta di Fumane y en Riparo Bombrini, en Italia, habían pasado casi inadvertidos entre multitud de hallazgos relevantes. Pero estos dientes han cobrado un protagonismo inesperado, gracias a que conservaron restos de ADN mitocondrial. Sospecho que se trata solo del comienzo de una avalancha de datos sobre la dotación genética de muchos ejemplares, que llevan años olvidados y cogiendo polvo en los armarios de muchas instituciones. Por el momento, el investigador italiano Stefano Benazzi (Universidad de Bologna) ha dado un paso adelante, liderando la investigación publicada en Science.
Los dos dientes estaban asociados a restos arqueológicos considerados como pertenecientes bien a los últimos neandertales europeos bien a los primeros “sapiens” de nuestro continente. Estas dudas nos dan una buena idea sobre el hecho de que unos y otros tenían un nivel cultural muy similar hace unos 40.000 años, cuando los miembros de nuestra especie consiguieron romper la barrera demográfica de los neandertales en Próximo Oriente y penetrar en tierra europeas.
Por experiencia conozco la dificultad que entraña distinguir si un diente de leche de este período perteneció a tal o cual especie. La falta de información sobre la dentición decídua es un hándicap. Pero la paleogenética puede llegar en ayuda de los expertos en morfología dental, cuando realmente merece la pena el esfuerzo y el dinero que se invierte en la investigación. La posible antigüedad de los yacimientos de Grotta di Fumane y de Riparo Bombrini fue un aliciente para expertos como Mathias Meyer y Svante Pääbo, que han logrado secuenciar el ADN mitocondrial de los incisivos de leche de estos yacimientos. Sus resultados han confirmado que pertenecieron a individuos de nuestra especie. Al mismo tiempo, la geocronología ha ofrecido una fecha en torno a los 41.000 años para los jóvenes propietarios de estos dientes. Puesto que la fecha para la extinción de los Neandertales se estima entre 39.000 y 41.000 años, los autores de la investigación publicada en Science se muestran partidarios de la desaparición de Homo neanderthalensis en la península Itálica, coincidiendo con la llegada de nuestra especie.
Con esta información al menos podemos conjeturar que los miembros de Homo sapiens no se encontraron con una Europa despoblada. Cuando finalmente accedimos al continente europeo los neandertales seguían aquí, donde habían vivido durante 400.000 años. La hipótesis de una extinción anterior a nuestra llegada pierde fuerza y, en cambio, tenemos que seguir apostando por la competencia de dos especies que, por cierto, todavía no habían perdido la posibilidad de hibridar.
Es posible que el intercambio genético entre Homo neanderthalensis y Homo sapiens, detectado hace tan solo unos pocos años por la paleogenética, tuviera lugar solo en lugares muy concretos, de manera esporádica y durante las primeras décadas de la expansión de nuestra especie fuera de África. Pero será difícil averiguar que características físicas y/o cognitivas nos capacitaran para eliminar a nuestros competidores en unos pocos cientos de años de los territorios de Europa aptos para la vida de los cazadores y recolectores.
Puesto que las capacidades artísticas y simbólicas de Homo sapiens tardaron en socializarse varios miles de años después de nuestra arribada a tierras europeas, las hipotéticas ventajas cognitivas serán difíciles de detectar en el registro arqueológico. Siempre he pensado que tuvimos alguna mejora selectiva para conseguir un crecimiento demográfico superior al de nuestros competidores. Solo con esta ventaja habríamos sido capaces de desplazar a los neandertales de sus refugios, durante una época muy dura previa a la última gran glaciación del hemisferio norte.
Tal vez la ventaja nos la aportaban nuestros «defectos de fábrica», nuestras discapacidades.
Hace unos dias escuché a Richard Castle (personaje de la serie de tv) decir que a veces la pista no la encontramos en lo que hay sino en lo que falta. Tal vez nuestra ventaja se apoyó en una carencia, en algo que no tenemos o no nos funciona bien.
Los animales suelen traer incorporado un «archivo de solucionadores de problemas de supervivencia» (individual y colectiva): los instintos. Estos tienen la respuesta a qué hacer ante cualquier situación. Supongo que todo animal que nazca con un mal funcionamiento en algún instinto, o en todo el engranaje de ellos, está condenado y no tiene posibilidades de dejar descendencia. En el reino animal los instintos son tremendamente útiles, son cosa de vida o muerte, pero tienen su contrapartida: solo sirven mientras las situaciones, el entorno ante el que hay que responder sea el mismo para el que están «diseñados». Si este cambia no habrá en el «archivo» ningún comportamiento que dé solución a los nuevos problemas. El individuo perecerá y, si los cambios persisten en el tiempo y en el espacio, todo el grupo desaparecerá.
¿Y si nacieron individuos con los instintos defectuosos dentro de una especie cuya anatomia podía responder a una gama más amplia de comportamientos, pues caminaban erguidos y sus manos eran muy hábiles? ¿Y si ante situaciones nuevas, ante cambios importantes en su entorno, su discapacidad, asociada a sus características fisicas, le permitía imitar y aprender comportamientos (soluciones) de los demás animales e, incluso, adoptar respuestas «extravagantes», diferentes para cada situación, que le salvaban la vida? La carencia de instintos le permitiria inventar.
Tal vez el Neandertal poseia esta discapacidad pero en un grado menor. Tal vez conservaba más instintos y eso lo hacía menos «plástico». Y eso nos dio ventaja a nosotros.
Pienso que la llegada del Homo sapiens a Europa y su encuentro con comunidades Neandertales no debió ser muy diferente a lo ocurrido con la llegada de los europeos a América.
Habría enfrentamiento, pero también cohabitación y mestizaje – hoy sabemos que aún existen genes neandertales en nuestro genoma -. ¿La desaparición ?
” Pero será difícil averiguar que características físicas y/o cognitivas nos capacitaran para eliminar a nuestros competidores en unos pocos cientos de años de los territorios de Europa aptos para la vida de los cazadores y recolectores. ”
Esta es una suposición bastante narcisista de los Homo sapiens. Es posible que nosotros NO eliminásemos a nuestros competidores sino la naturaleza.
De igual forma que al llegar los europeos a América llevaron consigo enfermedades desconocidas allí que diezmaron las poblaciones nativas, me resulta bastante plausible suponer que los recién llegados Homo sapiens trajeran con ellos enfermedades para las que los Neandertales simplemente no estaban preparados.
Los Homo sapiens no fueron la única especie invasora, con ellos llegaron multitud de virus para los cuales el sistema inmune de los Neandertales no tenia defensas, y mientras las iban generando se iban diezmando. De ahí que el proceso duró ” unos pocos cientos de años “. Igual que en el proceso de colonización europea de América.
” Siempre he pensado que tuvimos alguna mejora selectiva para conseguir un crecimiento demográfico superior al de nuestros competidores. ”
A veces las cosas tienen una causa un poco más humilde.
No éramos superiores, simplemente les llevamos enfermedades a las que nosotros estábamos acostumbrados y ellos no. Más humilde pero probablemente más cierto.
Buenos días profesor
Tan interesante como siempre. Acabo de leer el artículo y recordé lo que había estudiado sobre la incidencia de enfermedades»europeas» como la gripe o la viruela en las poblaciones amerindias. No pudo haber pasado algo similar entre Sapiens y Neardentalensis?
Felicidades por el blog da gusto leerlo
Saludos cordiales
La dificultad para poder decidir si un «diente de leche de 40.000 años» es de una especie u otra, dá idea de la igualdad física entre una y otra. Yó me quedo tranquilo oyéndote decir que » a partir de ahora muchos investigadores a través del ADN mitocondrial de
(continúa) distintos restos fósiles, van a descubrir y aclarar mucho sobre la Extinción».
Esperaremos a poder decidir sobre las ídeas particulares, y seguiremos su evolución haciendo caso de los verdaderos especialistas como tú. Gracias maestro y un abrazo.