La sierra de Atapuerca es conocida por el hallazgo de fósiles humanos del Pleistoceno. Varios millares de restos de Homo antecessor (Gran Dolina) y de los humanos que se depositaron en la Sima de los Huesos han sido la bandera de este lugar privilegiado para el estudio de la evolución humana.
Sin embargo, se habla poco de los yacimientos del Holoceno (El Portalón, el Mirador, galería del Silo, galería del Sílex y otros), aunque poco a poco van cobrando mayor interés. Faltan evidencias consistentes de ocupaciones humanas en la sierra de Atapuerca y alrededores una vez finalizada la última época glacial. Es seguro que las poblaciones de nuestra especie estuvieron allí durante el Mesolítico, hace entre 12.000 y 6.000 años, pero por el momento solo hay indicios de este período. El Neolítico, en cambio, se conoce cada vez mejor gracias a los importantes hallazgos en los yacimientos mencionados. Es más, estoy convencido de que existen docenas de cavidades cegadas por sedimentos, donde se encontrarán muchas más evidencias de los humanos que poblaron estos lugares durante el Neolítico.
Los humanos de este período seguramente conocían a la perfección la red de cavidades de la sierra de Atapuerca. Las entradas de las cuevas fueron utilizadas como refugio para sus animales domésticos, como demuestra la naturaleza de los depósitos encontrados. Hace menos de ocho meses tuve ocasión de comprobar como en ciertas regiones rurales de China se sigue practicando la costumbre de estabular a los animales domésticos bajo la protección de los techos de roca de las cuevas. Además, las cavidades de la roca de la sierra de Atapuerca fueron usadas durante el Neolítico como lugares de enterramiento. Durante este período la sierra de Atapuerca fue un verdadero cementerio de los pobladores que cultivaban los campos de los alrededores. También se conservan varios túmulos funerarios de este período próximos al pie de las laderas de la sierra, que aún no han podido ser excavados.
En mi opinión, tan solo conocemos la “punta del iceberg” de lo que puede ofrecer el Neolítico de la región donde se ubica la sierra de Atapuerca. Los hallazgos del futuro serán tan importantes que, por sí mismos, pueden ser objeto de un proyecto científico de dimensiones extraordinarias. El estudio del ADN de los restos encontrados ya está en marcha y pronto habrá resultados que seguramente nos sorprenderán. No olvidemos que la sierra de Atapuerca se encuentra en un camino natural de paso obligado entre zonas elevadas. Los pobladores del Pleistoceno y del Holoceno penetraron hacia el interior de la península Ibérica a través del Corredor de la Bureba. En la actualidad, el Camino de Santiago –que atraviesa la sierra de Atapuerca- es transitado por personas de culturas muy diferentes. En el pasado el Corredor de la Bureba permitió el encuentro de individuos y culturas de procedencia diversa. Todo lo contrario a lo que sucede en zonas aisladas, donde prosperan la endogamia biológica y cultural.
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