La reciente publicación de útiles de piedra datados en 3,3 millones años en la localidad keniana de Lomekwi 3 ha puesto en evidencia que todavía nos queda mucho por saber de nuestro pasado más remoto. La información sobre el hallazgo de esas herramientas, realizado en una región próxima al lago Turkana, fueron dados a conocer por Sonia Harmand (Universidad de Stone Brook, Nueva York) y un extenso grupo de colaboradores en la revista “Nature” (21 de mayo de 2015). Con este hallazgo se pone en tela de juicio la hipótesis de que la tecnología fue ideada por miembros del género Homo. Este hallazgo hizo retroceder nada menos que 700.000 años la antigüedad de la fabricación intencionada de utensilios.
El yacimiento de Gona, en Etiopía, nos hizo pensar que el hito de 2,6 millones de años era muy difícil de superar. Puesto que la hipótesis más aceptada asocia la tecnología al género Homo, para esta última fecha necesitamos plantear la existencia de una especie muy primitiva de nuestro propio género. Sin embargo, una vez superada la barrera de los tres millones de años tenemos que sugerir muy seriamente la posibilidad de que la fabricación de utensilios no fue un logro de la primera especie atribuida al género Homo. Los australopitecos y los parántropos también pudieron fabricar herramientas.
Sonia Harmand y su equipo ya plantean hablar del “Lomekwian”, que en castellano podríamos traducir como el lomekviense. Esta denominación trata de distinguir los hallazgos de Lomekwi de los realizados muchos años antes en Olduvai, y que todos hemos conocido como la cultura olduvaiense (“Oldowan”). Los expertos propusieron hace años hablar de los Modos Tecnológicos, de manera que si el achelense fue el segundo gran salto tecnológico de la humanidad (Modo 2), todas las herramientas más simples (anteriores o posteriores a 1,7 millones de años) tendrían que ser incluidas en el Modo 1.
La propuesta de los Modos Tecnológicos, realizada por Grahame Clark en 1977, sigue vigente a grandes rasgos, aunque no satisface a la mayoría de los expertos. De manera general y aparte de su simplicidad tecnológica, el Modo 1 implica el oportunismo de los humanos en la fabricación de utensilios, casi de “de usar y tirar”. Un solo golpe podría ser suficiente para conseguir un filo cortante. En términos generales, podemos decir que el Modo 1 se caracteriza por la presencia de lascas (algunas retocadas) y de los núcleos de los que fueron extraídas esas lascas siguiendo protocolos determinados.
Los chimpancés usan cantos para partir la cáscara de frutos secos. Un golpe de más y ya tendríamos tecnología de Modo 1, fabricada por nuestros parientes vivos más próximos. Sin embargo, las herramientas del Modo 1 halladas en África y en Eurasia presentan una diversidad, que se aleja de la sencillez que todos presumimos y suponen una cierta complejidad mental. Así lo mostraron D. Stout, N. Toth y K. Schick en un celebrado trabajo que se publicó en 2000 en la revista “Journal of Archaeological Science”. La fabricación de utensilios de Modo 1 por un especialista implica la activación coordinada de ciertas regiones corticales y subcorticales del cerebro, incluida el área de Wernicke en el lóbulo parietal izquierdo. Este hecho se pudo demostrar mediante la técnica de tomografía de emisión de positrones.
En definitiva y como siempre que se producen hallazgos en la llamada frontera del conocimiento, surgen un sinfín de nuevas cuestiones. Ahora se trata de confirmar que la antigüedad del registro arqueológico supera los tres millones de años y que los primeros fabricantes de herramientas no pertenecían al género Homo, sino a alguna especie de Australopithecus. Además, tiene que demostrarse que podemos distinguir la tecnología olduvaiense de otras más antiguas. El estudio de la complejidad mental que pudo entrañar la realización de “gestos técnicos” en la realización del Lomekwian es un objetivo a conseguir en los próximos años ¿Podríamos llegar a plantear la existencia de un Modo 0 para esta industria?, o quizá tendríamos que dejar esa categoría para las “herramientas” que utilizan los chimpancés.
Yo dejaría el modo «0» para posibles y posteriores hallazgos, llamando a éstos de Lomekwi del Lago Turkana modo «0 1/2» (es broma). Importantísimo hacer notar que el modo «1» (Olduvayense) comporta un avance sustancial y que es algo mucho mas complejo y cortante.
A mí el modo «0» me recuerda a los útiles de los chimpances para partir las nueces y otras clases de alimentos. Como avanzó nuestro cerebro y su área de Wernicke para transformar la coordinación de movimientos en unos pocos millones de años.
Parece mentira que viendo la representación idealizada de un Australopitecus, o de un Parántropo, podamos intuir ese «soplo» de Homo que latía en sus cerebros y lo que podían pensar.
Maravillosos problemas de la contrastada «Evolución».
Buscando el primer cerebro abstracto ?
El estudio de estas herramientas me parece interesantísimo.
Muchas gracias Marisa. Cierto, este asunto cada vez se pone más interesante, especialmente cuando se está tratando de la frontera entre el cerebro de unos homininos con un cerebro similar (al menos en tamaño) al de los chimpancés y el cerebro que empezó a crecer con Homo habilis. Como sucede en todos los hallazgos importantes, me llegan rumores de algunas críticas al trabajo en Lomekwain. Pero hasta que esos rumores no estén por escrito en una revista científica no podremos opinar. En cualquier caso, las herramientas de 2,6 millones de años de Gona (Etiopía) nunca han sido criticadas y dudo mucho que fueran realizadas por un hominino con un cerebro «mediano».
Gracias Pablo!! muy interesante todo lo que comentas.