Mucho se ha debatido sobre el uso controlado del fuego. No podemos ignorar la enorme importancia de poseer los conocimientos y la tecnología que permitieron mantener encendidos los hogares. Nos protegimos de la inclemencias del tiempo y, aparentemente, fuimos capaces de colonizar latitudes elevadas. Ahuyentamos a los predadores, pudimos saborear la comida asada y ahumada y aprendimos a endurecer nuestras armas de madera. En torno a un buen fuego conseguimos incrementar las horas del día, en lugar de levantarnos y acostarnos con el sol y mejoramos nuestra sociabilidad. Es posible que nos contáramos las aventuras vividas durante esa jornada o en días precedentes y que intercambiáramos conocimientos. Sin duda, el uso controlado del fuego ha sido una de las innovaciones más importantes de la cultura de la humanidad.
Pero, ¿cuándo aprendimos a controlar el fuego? En ocasiones se publican artículos, que aseguran haber encontrado evidencias sobre el uso controlado del fuego en épocas muy remotas. Los autores de excavaciones en ciertos yacimientos del Pleistoceno de África y Eurasia del Pleistoceno inferior aseguran haber proporcionado datos sobre la posible existencia de fuego. Sin embargo, las evidencias suelen ser muy dudosas, poco convincentes y pueden estar relacionadas con fuegos producidos de manera natural.
Las evidencias más antiguas y seguras del uso controlado del fuego se han encontrado en el yacimiento de Gesher Benot Ya´aqov, localizado en el actual estado de Israel, con una antigüedad de 800.000 años. El Corredor Levantino, como no, ofrece una vez más información sobre una innovación tan relevante. Desde hace años defendemos la importancia para la evolución humana del suroeste de Asia, que comprende regiones como la península de Anatolia, las regiones ocupadas en la actualidad por países como Siria, Jordania o Irak y, por supuesto, la franja del Corredor Levantino. El tránsito de fauna y de humanos entre África y Eurasia ha sucedido bien por este corredor natural, bien por el estrecho de Bab el-Mandeb. Por supuesto, el paso por el Corredor Levantino no siempre ha sido posible, merced a la presencia de la gran barrera geográfica del desierto del Sáhara. Sin embargo, durante épocas favorables ha existido un tránsito y a la vez un encuentro biológico y cultural en Corredor Levantino. Este fenómeno ha producido siempre una enorme riqueza de biodiversidad y el intercambio de información cultural. No es pues nada extraño que el uso y control del fuego sucediera en esta región hace 800.000 años, mientras que en Europa la presencia segura de fuego controlado tendría de esperar nada menos que 400.000 años, según atestiguan yacimientos como los de Terra Amata, en Francia, o el de Schöningen, en Alemania. Resulta sorprendente que las latitudes del norte de Europa fueran ocupadas sin la ayuda de un elemento tan importante como el fuego.
Los niveles del yacimiento de Gesher Benot, que cubren un período de unos 100.000 años, contienen herramientas achelenses de indudable origen y tradición africana, numerosos fósiles de mamíferos cazados, así como restos de moluscos, peces y ciertos crustáceos, que sirvieron de alimento a los pobladores del Corredor Levantino. Además, se han encontrado herramientas de sílex con indudables señales de haber estado en contacto con el fuego a temperaturas entre 350 y 500 grados centígrados, y pequeños fragmentos de madera quemada de varias especies, incluyendo vid silvestre (Vitis sylvestris), sauce (Salix) y olivo (Olea europea). Resulta curioso saber que hace unos 800.000 años el clima de estas regiones era muy similar al actual y que, por tanto, el fuego no resultaba tan necesario para mitigar los rigores del clima. Así que podemos preguntarnos por el retraso en el control de fuego en Eurasia, si además asumimos que los habitantes de Gesher Benot pudieron ser de los primeros en llevar la tecnología del achelense a tierras europeas. ¡Quedan tantas preguntas por responder!
Es posible que el uso controlado del fuego sea mucho más antiguo de lo que sabemos por yacimientos como el de Gesher Benot, pero la arqueología nos ofrece datos fiables solo cuando un fenómeno cultural se ha socializado lo suficiente como para que lo encontremos plenamente desarrollado. El hallazgo de información primaria sobre una innovación cultural o sobre un hecho biológico novedoso del pasado es un suceso con una probabilidad extremadamente baja. Si hace casi 800.000 años ya se controlaba el fuego en el Corredor Levantino, no sería de extrañar que los inventores de una innovación tan importante hubieran ensayado sus posibilidades varios miles de años antes.
Estimado profesor. Este comentario no tiene nada que ver con la entrada, pero es que leyendo el libro Orígenes, El Universo, La Vida Los humanos, en la página 345, con relación a la clasificación de los primates encuentro ”Los análisis moleculares también sugieren una rápida separación de los estrepsirrinos en dos infraórdenes: Tarsiiformes y Simiiformes”. En vez de estrepsirrinos ¿no debería decir “haplorrinos”? Los simiiformes no son estrepsirrinos. Los estrepsirrinos se dividen en cuatro infraordenes: Adapiformes (ya desaparecidos), Lemuriformes (lemures), Chiromyiformes (aye-ayes) y Lorisformes (loris). No es pedantería, pero creo que en ese párrafo se introdujo un «diablillo», como en las antiguas imprentas.
Un fuerte abrazo para usted, con un gran sentimiento de admiración por su obra.
Muchas gracias Arturo. Comprobaré lo que comentas.
Profesor, mi motivación es que en aras de la rigurosidad científica sugiero que para la próxima edición se cambie la palabra «estrepsirrinos» por «haplorrinos».
La pelicula «en busca del fuego» distingue entre una comunidad,seguramente neandertal, que tiene fuego y lo mantiene, pero no lo sabe generar, y otra comunidad, seguramente cromañon, que se decora y se pinta el cuerpo y el rostro y que sí sabe generarlo. ¿Fue así?¿ O Neandertal supo generar fuego de manera independiente?
Saludos.
Hola Jose Manuel, las películas tienen forzosamente que crear una trama para entretener a los espectadores. Estas películas y las novelas sobre la prehistoria tienen (casi) siempre un asesoramiento científico y una parte imaginaria. Los neandertales fueron una población tan avanzada como la población de sapiens surgida en África. Piensa que los neandertales resistieron la fuerza de expansión de nuestra especie por el Corredor Levantino durante nada menos que 50.000 años. Los neandertales aprendieron, por supuesto, a generar fuego y a mantenerlo encendido durante mucho tiempo en sus campamentos. Voy a escribir sobre un yacimiento muy interesante de Valencia, donde los neandertales encedían sus hogares. Un cordial saludo, José María