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Desde que los fósiles del famoso yacimiento de Zhoukoudian se perdieron en 1941 durante su traslado a Estados Unidos en la segunda guerra mundial, todos hemos tenido que referirnos a ellos a través de las descripciones y dibujos que nos legó Franz Weidenreich. Las réplicas de escayola realizadas antes de su lamentable pérdida tienen una calidad pésima y apenas se puede adivinar la forma de los restos. En particular, los detalles morfológicos de los dientes y de otras partes anatómicas no se pueden evaluar de manera correcta en estos moldes.

Dientes humanos del yacimiento de Zhoukoudian (Pekín). Fuente: Scientific Reports Imagen tomada por Xing Song.

Los fósiles humanos de la localidad 1 de Zhoukoudian se recuperaron en poco más de 15 años, mediante métodos de excavación hoy día fuera de lugar. A pico y pala se procesaron cientos de toneladas de un yacimiento, cuya profundidad es de unos 25 metros. La antigüedad de los diferentes niveles se ha estimado entre medio millón de años y unos 200.000 años. El antropólogo canadiense Davison Black propuso el nombre de Sinanthropus pekinensis para los humanos recuperados de Zhoukoudian, en una época en la que todavía había muy pocos fósiles para siquiera hacerse una idea de la complejidad de la evolución humana.

 

En los años 1950, los fósiles perdidos de Zhoukoudian quedaron incluidos en la especie Homo erectus. Para entonces ya no había otra manera de estudiar este material que mediante las descripciones de Weidenreich. Pero la especie Homo erectus se consideró un escalón en la evolución humana, en línea única y directa hacia la humanidad actual. Ahora ya sabemos que la evolución de la genealogía humana se asemeja a un arbusto, lleno de linajes extintos. A pesar de ello y por la falta de información que se ha tenido de los yacimientos y fósiles de China durante décadas, todos los fósiles humanos del Pleistoceno recuperados en este país han sido asignados de manera automática a la especie Homo erectus. Algunos estudios relativamente recientes de los fósiles humanos tanto de China como de Indonesia han notado diferencias entre unos y otros. Pero a la postre, nadie ha osado cuestionar la clasificación de los fósiles del lejano oriente.

 

En la última década, los investigadores más jóvenes de China, con los que hemos tenido la inmensa suerte de colaborar, han valorado la variabilidad del registro fósil humano de su país. Por ejemplo, los restos de yacimientos como Paxian Dadong, Xujiayao o Xuchang, datados en la parte final del Pleistoceno Medio, también muestran una notable variabilidad y diferencias dignas de consideración con los restos de Zhoukoudian.

 

En un trabajo que hoy publica la revista Scientific Reports hemos tenido la oportunidad de colaborar con el joven científico chino Xing Song en la evaluación de los seis únicos dientes que se conservan del yacimiento de Zhoukoudian. Cuatro de estos dientes se recuperaron en excavaciones de los restos de la localidad 1 de Zhoukoudian entre 1949 y 1959. El sexto diente se encontró en 1966. Como sucedió con otros fósiles de China, la descripción de estos dientes se realizó en revistas locales, en lengua china. Todos estos fósiles quedaron olvidados en armarios de instituciones científicas de China. Pero la apertura y modernización de este país ha llegado también a la ciencia de manera exponencial. Poco a poco se va conociendo el increíble potencial arqueológico y paleontológico de China.

 

Los dientes del yacimiento de Zhoukoudian tienen una serie de particularidades, que ya se adivinaban en los dibujos de Franz Weidenreich, y muestran similitudes con los de otros yacimientos chinos de la misma época y de latitud similar: Hexian, Yiyuan y Xichuan. Las peculiaridades de estos dientes no se encuentran en yacimientos de Indonesia o, incluso, del sur de China. Por supuesto, las diferencias son también evidentes con los fósiles europeos o los africanos. Además, las nuevas técnicas de micro-CT permiten estudiar caracteres internos del esmalte, la dentina y la cavidad pulpar mediante imágenes virtuales, que están ofreciendo una nueva visión de la variabilidad de los fósiles humanos.

 

Según se vayan publicando los trabajos de revisión de los materiales olvidados en los cajones de instituciones de China, así como los de nuevas excavaciones iremos teniendo una nueva visión del registro fósil del Lejano Oriente. Es muy posible que en pocos años se cuestione la uniformidad aceptada por falta de información y veamos una pequeña revolución en la manera de considerar los homininos de China, Indonesia y otros lugares del Lejano Oriente. Las diferencias con los fósiles de Europa y África no pueden ser ignoradas. Es inadmisible meter a todos los fósiles en un mismo cajón sin una revisión crítica. Al menos, tenemos que entender la historia de estas poblaciones, ignorada desde siempre.

El artículo puede leerse de manera gratuita en la siguiente dirección: www.nature.com/articles/s41598-018-20432-y

 

José María Bermúdez de Castro