Seleccionar página

El yacimiento de Galería centró el interés de la sierra de Atapuerca durante los primeros años del proyecto. El profesor Emiliano Aguirre, primer director de este proyecto, tomó la decisión de excavar en este yacimiento antes que en cualquier otro relleno fosilífero. El yacimiento se podía excavar con un reducido número de excavadores y las dificultades logísticas eran menores. Los sedimentos del yacimiento de Galería se habían depositado durante el Pleistoceno Medio, el período al que pertenecían los restos humanos obtenidos en 1976 por Trinidad de Torres en la Sima de los Huesos. El yacimiento de Galería podía dar un buen contexto a los fósiles humanos de ese yacimiento. Las tres razones tuvieron mucho peso en la decisión de Emiliano Aguirre.

La arqueóloga Isabel Cáceres nos muestra una pequeña concentración de pequeños percutores de cuarcita, amontonados en un discreto rincón de la cueva de Galería. Tal vez, los humanos visitaban la cueva de manera reiterada y dejaban sus herramientas preparadas para la siguiente ocasión. Foto del autor.

No fue una mala decisión, porque el yacimiento de Galería nos dejó durante más de 15 años un registro muy rico de las especies que vivieron en la sierra de Atapuerca entre 200.000 y 450.000 años. Pero el yacimiento próximo de Gran Dolina acaparó toda la atención, cuando nos ofreció datos extraordinarios sobre el Pleistoceno Inferior, incluyendo la colección de restos fósiles de Homo antecessor. En 1995 dimos por finalizada la intervención en el yacimiento de Galería, que culminó con el regalo de un fragmento de parietal humano. A mediados de la década de 1990 era imposible dedicar recursos a todos los yacimientos y el de Galería había cumplido con creces su papel.

 

Pero con el paso del tiempo asistimos al deterioro que estaba sufriendo la parte no excavada del yacimiento de Galería. Los rigores climáticos de Burgos amenazaron su integridad. El resto del yacimiento, que se había dejado como testigo para su posible intervención en años venideros con nuevos medios técnicos, se estaba desmoronando. Así que en 2011 se retomó su excavación. Siete años más tarde de aquella decisión, el yacimiento de Galería vuelve a mostrar sus tesoros arqueológicos y paleontológicos. Ahora sabemos que el yacimiento tiene un desarrollo mucho mayor del que pensábamos. La cueva de Galería era en realidad una gran sala de muchos metros cuadrados, conectada al exterior por una profunda sima, que funcionó como una trampa natural para los animales que pastaban en la ladera oeste de la Sierra. La cueva estaba también conectada al exterior por otros conductos, hoy día cegados por sedimentos, que la tecnología nos ha permitido localizar. Los humanos y otras especies entraron en la cueva atraídos por el olor los animales caídos en aquella trampa sin retorno.

Mandíbula de león encontrada en el yacimiento de Galería. Foto del autor.

Sabemos que los humanos no fabricaron herramientas en aquella cueva. Todos los utensilios representan el producto final de la talla. Los humanos llevaban consigo esas herramientas, que aparentemente dejaban abandonadas en la cueva. Pero el hallazgo de algunos percutores de cuarcita amontonados en discretos rincones de la cueva puede cambiar esa idea. Es posible que las herramientas se dejaran de manera intencionada para ser usadas en otro momento. Si es así, se puede inferir una gran capacidad de planificación en las actividades de aquellos humanos del Pleistoceno Medio.

 

El hallazgo de grandes carnívoros en la cueva de Galería es sorprendente. Quizá los depredadores también se despistaban y caían en la trampa, o tal vez entraban en busca de comida y quedaban atrapados en el interior de la cueva. En el post publicado en este mismo blog el 1 de mayo de 2018 hablé del denominado “león de las cavernas” (Panthera leo fossilis), que coexistieron con los humanos del Pleistoceno Medio. Es posible que humanos y leones rivalizaran por obtener las mismas presas. Los leones europeos resistieron todos los ciclos climáticos del Pleistoceno, conocieron a los neandertales y a las primeras poblaciones de Homo sapiens de Europa. Su resiliencia les permitió resistir los rigores climáticos de la última glaciación del hemisferio norte, cuando llegó el momento de su extinción. Desaparecieron junto a otras especies de grandes vertebrados. La biodiversidad de grandes mamíferos quedó seriamente dañada durante la llamada “edad del hielo”. En cualquier caso, si esas especies hubieran sobrevivido habríamos dado buena cuenta de ellas, para ocupar su territorio con nuestros cultivos y nuestro ganado.

 

José María Bermúdez de Castro