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La arqueóloga Marta Navazo, de la Universidad de Burgos, viene realizando excavaciones en diferentes puntos algo alejados del núcleo principal de los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Entre los campos de cereales y los bosques que rodean la sierra se han localizado decenas de yacimientos con industria lítica de diferentes épocas. Fuera de la protección de las cuevas, los huesos desaparecen con mucha rapidez. Pero los instrumentos de piedra permanecen con pocas alteraciones, y afloran cuando los tractores aran y remueven las tierras de cultivo. En aquellos lugares donde no se siembra cabe la posibilidad de llevar a cabo una excavación de pocos metros cuadrados, a modo de testigo. Puede ser el instinto del profesional o más bien el hecho de que los humanos hemos dejado nuestra huella por todas partes en estas tierras. Pero lo cierto es que en aquellos lugares excavados por Marta Navazo y su pequeño grupo de la Universidad de Burgos siempre aparecen concentraciones de herramientas de piedra. La mayoría de ellas pertenecieron a la cultura de los neandertales y a la de las primeras poblaciones de Homo sapiens.

Aspecto del yacimiento de la Paredeja. Los andamios permiten aproximarse a las paredes verticales y tener una primera impresión de los diferentes niveles geológicos. Foto del autor.

Este año se decidió iniciar una excavación en la parte más baja de la cara sur de la sierra de Atapuerca. Una antigua cantera (de las muchas que se explotaron en la Sierra) dejó al descubierto varias paredes de rocas y sedimentos, la gran mayoría sin atisbo de restos óseos y de herramientas líticas. Pero en un pequeño tramo de esas paredes asoman instrumentos de piedra. El lugar se conoce con varias denominaciones, que forman parte de la tradición oral. La Paredeja es uno de esos nombres, citado por los más viejos del lugar de los vecinos pueblos de Zalduendo e Ibeas de Juarros. Aunque todavía no hay dataciones del yacimiento, la forma de tallar los instrumentos recuperados al pie de ese lugar por causa de la erosión nos habla del Paleolítico Medio, cuando los denominados neandertales clásicos vivieron en el occidente de Europa. A primera vista ya se reconocen varios niveles geológicos con instrumentos de piedra, que sugieren la primera posibilidad de conocer varios tramos arqueológicos temporales sucesivos de esa época. De momento, se está realizando un sondeo arqueológico de reconocimiento, una perforación al pie del yacimiento y un estudio geofísico de la zona. Este año se conocerá el potencial de la Paredeja. Quizá podría encontrarse una cueva taponada por los sedimentos. No sería la primera vez que sucede algo similar en Atapuerca. Pero de momento es pronto para obtener conclusiones, que iremos viendo en próximas campañas.

 

Pero ya se puede asegurar una idea que venimos repitiendo desde hace varios años: los yacimientos de la sierra de Atapuerca son inagotables. La tentación de explorar alguno de los lugares ya conocidos y prometedores es muy grande. Es por ello que tenemos que realizar un ejercicio de contención. Habrá tiempo para que las siguientes generaciones sigan realizando descubrimientos de interés en este complejo arqueológico-paleontológico, con todo merecimiento declarado Patrimonio de la Humanidad desde 2000.

José María Bermúdez de Castro