Las excavaciones de 2003 y 2004 en el nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina de la sierra de Atapuerca fueron generosas y proporcionaron cerca de 70 nuevos restos humanos fósiles de la especie Homo antecessor. Los restos más importantes se han ido estudiando durante los últimos años, y los resultados forman parte de un buen número de artículos científicos y de cinco tesis doctorales. Pero las investigaciones no han concluido. Nuevas tecnologías permiten obtener datos impensables hace un par de décadas. La microtomografía computarizada (micro-CT), por ejemplo, posibilita el estudio de partes anatómicas que no se pueden ver a simple vista. Empleando esta tecnología pudimos extraer de manera virtual los dientes que se encontraban encerrados en el interior de mandíbulas y maxilares. La información se multiplicó y decidimos emprender una revisión de los resultados del primer estudio detallado de los dientes de Homo antecessor, que se publicó en 1999.
La revista Journal of Human Evolution acaba de publicar un trabajo muy extenso de todos los dientes humanos permanentes de Homo antecessor, incluidos los que se han podido estudiar por primera vez de manera virtual en la pantalla de un ordenador. Además de contar con nuevos datos, el trabajo ha revisado las conclusiones obtenidas hace 20 años. En este tiempo se han realizado nuevos hallazgos en otros yacimientos de África y Eurasia, que sirven de referencia para nuevas comparaciones. Además, hemos tenido la oportunidad de estudiar de primera mano los dientes de fósiles humanos de China, atribuidos a la especie Homo erectus. Es por ello que este trabajo también ha sido firmado por nuestros colegas del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Pekín, con los que venimos colaborando desde 2012.
Una de las conclusiones novedosas de esta investigación ha sido precisamente confirmar que muchos de los caracteres dentales exclusivos de Homo erectus no están presentes en Homo antecessor. El aspecto “primitivo” de los dientes de las dos especies puede ser engañosa. Las dos especies heredaron de sus ancestros africanos una serie de rasgos dentales, que han permanecido inalterados con el paso del tiempo. Sin embargo, las poblaciones del Pleistoceno Inferior de Europa y Asia separaron sus caminos evolutivos hace mucho tiempo. Las mutaciones fueron produciéndose de manera independiente y la morfología de varias regiones anatómicas, incluidos los dientes, fue adoptando características propias. Cuando se comparan uno a uno esos caracteres, las diferencias llegan a ser mucho más importantes y elocuentes que los caracteres primitivos compartidos.
Hace casi un millón de años, Homo antecessor derivó hacia una serie de rasgos en el aparato dental, que heredaron los neandertales y sus antecesores del Pleistoceno Medio. Esta ha sido otra de las conclusiones importantes, que se fueron haciendo patentes en estudios previos y que ahora podemos confirmar. Esos rasgos se pueden considerar como un sello genuinamente europeo, que no tienen las poblaciones contemporáneas de Asia. Quizá somos incapaces de darnos cuenta de que el espacio y el tiempo fueron como una gran muralla en los lejanos tiempos del Pleistoceno. Aunque había contacto entre grupos relativamente próximos, distancias como las que existen entre la península ibérica y el extremo más oriental de Asia (por no hablar de las barreras geográficas) suponían el aislamiento durante miles de años de poblaciones que compartían el mismo origen.
Finalmente, hemos podido constatar que en el aparato dental de Homo antecessor no existen rasgos compartidos con nuestra especie. Los rasgos modernos de los humanos de Gran Dolina solo son aparentes en la región facial y en algunos huesos del esqueleto postcraneal.
Con esta nueva revisión confirmamos que Homo antecessor pudo ser una especie exclusivamente europea. Sin embargo, sus caracteres dentales delatan sin ambigüedad que tuvo una relación muy estrecha con los humanos que dieron lugar al linaje de los neandertales. Y puesto de este linaje muy probablemente se separó del linaje de Homo sapiens hace cerca de 800.000 años, Homo antecessor también tiene cierta relación de parentesco con nosotros. Sus rasgos faciales son muy similares a los nuestros. Y éste no es un detalle menor. Es muy posible que la especie Homo antecessor no pueda identificarse con la población basal que originó la genealogía de Homo neanderthalensis y de Homo sapiens, como propusimos en 1997. Sin embargo, la especie de la sierra de Atapuerca tenía una relación muy estrecha con esa población basal, a la que no podemos poner nombre ¿Qué grado de parentesco tuvieron? El siguiente capítulo de la historia puede llegar muy pronto. De momento, nuestro equipo se prepara para un nuevo asalto al Estrato Aurora en Gran Dolina, que no tardará mucho tiempo en producirse y donde puede que esperen varios centenares de restos fósiles de Homo antecessor.
José María Bermúdez de Castro
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