Seleccionar página

Cráneo de Homo habilis del yacimiento de Koobi Fora (Kenia)

Como expliqué en el post anterior, las circunstancias ambientales en el norte y este África se deterioraron hace entre tres y dos millones de años. También vimos como los parántropos se adaptaron a consumir vegetales de consistencia dura y escaso valor nutritivo, que sin duda les obligaba a masticar durante la mayor parte de la jornada. Pero las sabanas ofrecían diferentes soluciones al problema de la dieta. Puesto que nuestros ancestros del Plioceno fueron omnívoros y podían digerir cualquier tipo de alimentos, uno de los linajes derivados de los australopitecos optó por consumir una mayor cantidad de carne y grasa de los animales de su entorno. Dicho así parece muy simple.

En el bosque cerrado, tanto los chimpancés como los primeros ancestros de la humanidad actual pudieron cazar monos y otros animales de tamaño asequible. Pero en campo abierto no parece sencillo dar caza a una gacela o a un antílope. Más si tenemos en cuenta que aquellos homininos no medían más de 130 ó 140 centímetros. Cierto es que los primeros representantes del género Homo eran tan sociales como los australopitecos. El trabajo en equipo resulta una ventaja indudable, que supimos aprovechar. También ya estábamos aprendiendo a transformar la materia prima para fabricar sencillas herramientas de piedra. Las marcas de aquellos primeros cuchillos aparecen en fósiles de mamíferos de gran tamaño ¿Cómo pudimos darles caza, si apenas podíamos correr a la mitad de la velocidad que alcanza cualquier herbívoro de las sabanas? No olvidemos que un primate bípedo no puede competir con un cuadrúpedo de su misma envergadura. Así que resulta impensable la posibilidad de que un grupo de homininos dieran caza a un antílope sano.habilis

Esta misma pregunta fue formulada por los expertos hace casi cuarenta años. Así surgió la hipótesis de que en sus primeros tiempos los presentantes del género Homo fueron carroñeros en una de las posibles modalidades: activos o pasivos. En el primer caso, habríamos tenido que pelearnos con buitres o hienas en campo abierto para conseguir un buen bocado. La segunda hipótesis está basada en el hecho de que los grandes predadores de aquellos tiempos, Machairodus y Homotherium (los llamados dientes de sable) cazaban en bosques no demasiado cerrados, donde las señales de la muerte podían pasar inadvertidas para los carroñeros aéreos. Además, estos predadores no podían aprovechar una buena parte de la carne de sus presas por la dificultad que les provocaba tener una caninos tan desarrollados. Así que los primitivos Homo tal vez pudieron aprovechar los restos de la caza de los dientes de sable, sin la necesidad de pelear con otros carroñeros. Sea como fuere, la idea de que fuimos carroñeros antes que grandes cazadores ha prevalecido entre los especialistas.

Un hecho muy importante asociado al desarrollo del linaje del género Homo fue el notable incremento de su cerebro. Desde los 350-400 centímetros cúbicos de los australopitecos se llegó hasta los 600-750 centímetros cúbicos. Se trata de un aumento más que notable, que necesita una explicación. La selección natural operó para que poco a poco nuestros antepasados del género Homo pudieran albergar más capacidades cognitivas en un cerebro más grande y más complejo, con el progresivo desarrollo del neocórtex cerebral. Como primera aproximación se nos ocurre relacionar ese incremento con el mayor consumo de carne. Pero esta relación no es directa. El mayor consumo de carne no nos hace más inteligentes, bien lo sabemos. Sin embargo, puesto que tuvimos que desarrollar nuevas estrategias para conseguir un alimento muy esquivo y peligroso, es muy probable que la selección natural operase en el sentido de favorecer a los individuos más astutos y con mayor capacidad para trabajar en grupo.

Por último, es importante evitar la tentación de pensar que la carne y la grasa de los animales fue la principal fuente de alimentación. En realidad fue una complemento cada vez más importante de la dieta, todavía basada en productos vegetales. Hemos sido y seguiremos siendo primates omnívoros. Hace unos dos millones de años salimos de la fronteras de lo que hoy día denominamos continente africano ¿Qué motivó ese primer éxodo y como afecto a nuestra alimentación? Seguiremos escribiendo sobre la dieta.