Los lectores comprenderán enseguida que el titular de este post solo pretende ser un divertido juego de palabras. Aquella tragedia militar fue otro de los desastres de las guerras que no cesan. Aunque Felipe II no pretendía invadir las Islas Británicas, la conocida Leyenda Negra, de la que forma parte este suceso, sugiere el fracaso de los militares del Imperio Español en la conquista del territorio británico. Los interesados en este tema pueden encontrar información fidedigna y más objetiva en los libros de historia sobre los verdaderos intereses de Felipe II y sus estrategas militares.
A medida que la población humana ha crecido hasta cifras sorprendentes y preocupantes, hemos delimitado los territorios del planeta por fronteras artificiales. Cada pueblo dispone de un espacio territorial con su denominación correspondiente. La apetencia por las riquezas que atesora cada territorio es fuente de conflicto permanente desde hace miles de años. Nuestros ancestros también eran territoriales y a buen seguro pugnaban por dominar lugares ricos en agua, vegetación o recursos cinegéticos. Pero eran muy pocos y sus disputas no tenían la enorme y triste trascendencia de nuestro tiempo
Los primeros europeos se movieron fundamentalmente por la regiones más septentrionales de lo que hoy denominamos Europa. Durante el ochenta por ciento del último millón de años, la mayor parte de ese territorio estuvo dominado por espesos mantos de hielos, taigas y tundras. Las glaciaciones influyeron en la colonización de un territorio hostil para los primates humanos, que tuvieron un refugio seguro en la penínsulas del sur de Europa. De ahí que la mayor parte de los yacimientos con una antigüedad de entre 1,4 y 0.7 millones de años se encuentren en Iberia, en las penínsulas Itálica y Balcánica y en las regiones más bajas (casi al nivel del mar) del territorio que hoy en día ocupa el estado de Francia. Hace solo unos 600.000 años, quizá con la llegada de una nueva población provista de una cultura más compleja, los humanos fuimos capaces de alcanzar latitudes más elevadas y ocuparlas casi de manera permanente.
Antes de ese tiempo solo tenemos registro fósil de humanos en la península Ibérica. Disponemos de una mínima muestra de fósiles, que apenas nos permiten conocer el aspecto de aquellos europeos de hace más de un millón de años. Los restos proceden del yacimiento de Barranco León, en la cuenca de Guadix-Baza (Granada), y del yacimiento de la cueva de la Sima del Elefante (sierra de Atapuerca). Los restos de la especie Homo antecessor, hallados en el yacimiento de la cueva de la Gran Dolina, son ya suficientes como para hacernos una idea de la fisonomía de los europeos que vivieron en estas tierra hace unos 850.000 años.
Las épocas interglaciares del último millón de años de la historia del planeta fueron relativamente cortas en términos geológicos. Sin embargo, estamos hablando de períodos que duraban miles de años. En ese tiempo, los hielos del norte retrocedían y la vida se abría paso en latitudes como las que hoy en día ocupan buena parte de las Islas Británicas. Esos momentos fueron bien aprovechados por los miembros de Homo antecessor para expandir sus territorios hacia el norte.
Desde hace algunos años se conocen varios yacimientos (Happisburgh y Pakefield) en la costa este de Inglaterra, donde se han hallado utensilios líticos con una antigüedad de 850.000-700.000 años. La revista PLOS ONE acaba de dar a conocer el hallazgo de una buena colección huellas humanas cerca del yacimiento de Happisburgh, que los autores del trabajo (Nick Ashton y sus colaboradores) atribuyen a la especie Homo antecessor. A juzgar por su tamaño, las huellas fueron dejadas por niños y adultos. El más alto de todos ellos pudo alcanzar hasta 175 centímetros de estatura, que curiosamente coincide con las estimaciones que se han realizado para los adultos de Homo antecessor encontrados en la burgalesa sierra de Atapuerca. El hallazgo es sumamente interesante para el estudio de nuestros orígenes en Europa, donde hace mucho tiempo vivieron unos humanos que no entendían de fronteras. De haber sobrevivido hasta la actualidad quizá estos humanos habrían solucionado todos los problemas que arrastramos los europeos desde hace unos pocos siglos, incluyendo aquella tragedia marítima en las costas de la Islas Británicas.
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