El estrecho de Gibraltar representa una de las grandes esperanzas y un lugar fatídico para miles de inmigrantes, que huyen de la miseria y los conflictos bélicos de África. Algunos prehistoriadores consideran que el estrecho de Gibraltar pudo tener un papel importante en la colonización del continente europeo durante el último millón y medio de años. Desde hace décadas, el debate sobre esta cuestión se ha convertido en un asunto recurrente en los congresos que tratan la temática de los movimientos de las poblaciones de homininos durante el Pleistoceno.
En la actualidad, el estrecho de Gibraltar tiene una anchura máxima de 14,4 kilómetros y una profundidad máxima de 1.000 metros. El Estrecho tiene fama por sus peligrosas corrientes, la velocidad de sus vientos tanto de levante como de poniente y sus fuertes marejadas. A pesar de que África y Europa están casi a tiro de piedra y sus respectivas costas son perfectamente visibles a un lado y a otro, solo la desesperación de muchos es capaz de impulsar una travesía sumamente peligrosa sin embarcaciones adecuadas. Todos los proyectos de ingeniería pensados para unir África y Europa a través del Estrecho han sido desestimados por la insalvables dificultades técnicas que plantean las condiciones climáticas y la sismicidad.
Sin embargo, el debate ha continuado porque las condiciones en el estrecho de Gibraltar no han sido siempre las mismas durante el último millón y medio de años. En este largo período de tiempo las épocas glaciales fueron ganando en duración e intensidad. Durante los cuatro o cinco últimos períodos glaciales se acumuló una enorme cantidad de hielo en los continentes y el nivel de mares y océanos llegó a descender hasta 120 metros. En estas circunstancias muchas islas dejaron de serlo y algunos estrechos marítimos se convirtieron en pasos francos para los grupos humanos. El estrecho de Gibraltar se redujo en unos pocos kilómetros y afloraron varios islotes entre Tánger y Punta Paloma, no lejos de la ciudad de Tarifa. En esta zona del Estrecho la profundidad es de 500 metros, por lo que los diferentes islotes estarían separados por brazos de mar, más sencillos de atravesar a nado o en frágiles embarcaciones.
Mientras estos yacimientos no aparezcan, muchos arqueólogos seguirán apostando por esta última hipótesis. No obstante, desde el ámbito de la paleoantropología no se han encontrado argumentos sólidos para alinearse con la arqueología. Los grupos humanos de un lado y otro del Estrecho han sido siempre muy distintos. Si la tecnología achelense entró por el estrecho de Gibraltar, sus portadores no contribuyeron al poblamiento de Europa. A la espera de más excavaciones en países como Bulgaria o Rumanía, pienso que la ruta del Este es mucho más larga, pero también más razonable. Al fin y al cabo, la distancia en línea recta entre las puertas de Europa por el Este y la península Ibérica es de menos de 2.300 kilómetros, que se recorren en unos pocos miles de años a razón de 1 kilómetro/año. Para un periodo tan largo como el Pleistoceno esta distancia es irrelevante.
Queridos/as lectores/as, ha llegado el momento de la despedida. Este es el último post del…
No resulta sencillo saber cuándo y por qué los humanos comenzamos a caminar erguidos sobre…
Cada cierto tiempo me gusta recordar en este blog nuestra estrecha relación con los simios…
Tenemos la inmensa suerte de contar en nuestro país con yacimientos singulares del Cuaternario. Muchos…
Hace ya algunas semanas, durante una visita al Museo de la Evolución Humana de Burgos,…
Hoy se cumplen 210 años del nacimiento de Charles Darwin. Me sumo a los homenajes…