Los orígenes de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UISPP) se remontan a los años 1860, cuando los prehistoriadores de aquella época trataban de encontrarse para compartir experiencias.
La gestación de esta organización comenzó en Italia y se extendió a países, como Francia, Alemania o Portugal. Obviamente, todas las reuniones tuvieron lugar en Europa, donde se realizaban las primeras investigaciones sobre el origen de la humanidad. Las reuniones tuvieron entonces el apoyo de varias instituciones europeas dedicadas a favorecer las excavaciones y el estudio de la prehistoria.
La primera guerra mundial dio al traste con una ciencia floreciente. Los científicos de los países vencedores tomaron las riendas de las investigaciones, un hecho que estuvo a punto de terminar con la idea de una prehistoria internacional. Por fortuna se impuso la cordura y en 1930 se reanudaron los trabajos de una sociedad liderada por científicos de varios países. Entre ellos había un español: Pedro Bosch-Gimpera.
En 1931 se celebró un congreso en Berna (Suiza), que puede considerarse como el primero de la serie de los 16 celebrados hasta el momento bajo la idea de debatir cuestiones sobre arqueología prehistórica y con la participación de investigadores de cualquier país. Tras un segundo congreso celebrado en 1936 en Oslo, la segunda guerra mundial fue de nuevo un gravísimo problema para celebración de reuniones de esta naturaleza. La actividad se reanudó en 1950 con un nuevo congreso en Suiza (Zürich), en la que no pudieron participar los países del este de Europa. De nuevo la política estaba haciendo estragos en el entendimiento de los científicos.
La normalidad fue llegando poco a poco. En 1954, bajo la presidencia de otro español: Luís Pericot, se celebró el cuarto congreso, primero en España. Un año más tarde, la UNESCO apadrinó las iniciativas en el ámbito de la prehistoria y aquella primera asociación de científicos, tantas veces frustrada por los avatares geopolíticos de la primera mitad del siglo XX, pasó a denominarse por primera vez “Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas”, UISPP. A pesar de su carácter internacional, la reunión salió de Europa por primera vez en 2011. El país elegido fue Brasil, donde se celebró la décimo sexta reunión. La masiva asistencia de investigadores de América latina a este congreso alertó sobre la necesidad de salir de Europa, como sucederá en próximas ocasiones.
La organización de este evento ha podido frustrase por la crisis económica que atravesamos, pero finalmente se ha contado con apoyos institucionales de la Comunidad de Castilla y León, además de la valiente iniciativa de la Fundación Atapuerca. Sin duda, el esfuerzo merecerá la pena. Durante las próximas semanas de septiembre será momento de hacer balance, tanto científico, como de la calidad de la organización y, por supuesto, del impacto económico de una reunión internacional en una ciudad como Burgos, de dimensiones modestas, pero con capacidad e ilusión para acoger eventos de esta naturaleza.
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