Seleccionar página

Representaciones fálicas del Paleolítico Superior. Exposición “Sexo en Piedra”, de Javier Angulo y Marcos García.

¿En que momento de nuestra historia evolutiva la sexualidad tuvo continuidad durante todo el año?, ¿cuándo surgió el erotismo, como un paso más del comportamiento de cortejo que precede al acto sexual en otras especies?, ¿cuándo hemos desligado la erótica sexual de la reproducción?

Son preguntas sin respuesta, que han sido objeto de especulación en varias teorías sobre la evolución sexual de nuestros ancestros. Sin embargo, el registro arqueológico del Plioceno y del Pleistoceno Inferior y Medio no nos ayuda a responder a estas cuestiones. Tenemos que llegar hasta el Pleistoceno Superior y a épocas relativamente recientes (unos 30.000 años) para encontrar claras evidencias de erotismo, desde luego siempre ligadas a nuestra propia especie. Cuando nos encontramos con esas evidencias (grabados, pintura y esculturas) aparecen en todo su esplendor Este hecho puede llegar a plantear que el erotismo es más antiguo de lo que suponemos. Solo la socialización masiva de un hecho cultural deja pruebas en abundancia.

Javier Angulo (doctor en Medicina y especialista en urología) y Marcos García (doctor en Prehistoria y experto en arte paleolítico) trabajaron juntos hace ya algunos años en la investigación del erotismo en nuestra especie. Fruto de ese trabajo fue la publicación en 2005 de un libro titulado “Sexo en Piedra” y de una exposición sobre la misma temática. La Fundación Atapuerca ha recuperado los elementos de una exposición siempre vigente, para llenar una sala del Centro de Recepción de Visitantes de Atapuerca, en Burgos.

Las investigaciones de Javier Angulo y Marcos García nos ayudan a desmitificar hechos tan comunes y naturales como el erotismo o la homosexualidad, que estuvieron presentes sin tapujos en la llamada Edad de Piedra. La mayoría de las culturas “modernas” se han empeñado en esconder y convertir en reprobable y censurable lo que un día fue uno de los mayores descubrimientos de Homo sapiens y quién sabe si también de otras especies, como los neandertales.