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Europa: diversidad ahora y siempre

Cráneo de Swanscombe (Reino Unido)

No es noticia la dificultad que conlleva gobernar una “Europa Unida”. Tampoco lo es la existencia de múltiples nacionalismos y de fuerzas centrífugas, que dificultan la unión de los pueblos de Europa. A pesar que tenemos mucho en común en nuestra cultura y que los habitantes de países lejanos nos ven como una singularidad, los procesos de independencia son y han sido una realidad desde que finalizó la segunda guerra mundial. Hablamos tantas lenguas y tan distintas, que el políglota más avezado tendría mucha dificultad para dominarlas todas. Parece mentira que todo esto suceda en una simple y pequeña península del gran continente eurasiático, y resulta una proeza conseguir que las naciones europeas sean capaces de entenderse (no sin grandes dificultades) en un único parlamento. Y todo ello sabiendo que pertenecemos a la misma especie.

Cráneo de Tautavel (Francia)

Podemos preguntarnos si Europa ha estado poblada en diferentes momentos de la prehistoria por seres humanos, también pertenecientes a la misma especie. Es posible que los neandertales, que podrían presumir de ser los verdaderos europeos por el tiempo que dominaron estos parajes, hubieran sido capaces de formar una fuerte y verdadera unión europea. O quizá no. Nunca lo sabremos.

Durante toda la segunda mitad del siglo XX los paleoantropólogos estuvimos convencidos de que los antecesores de los neandertales también formaron una verdadera unidad en lo que se refiere a su morfología. Aunque entonces no existía un consenso sobre la especie a la que pertenecían estos humanos, todos nos entendíamos utilizando los términos pre-neandertales o ante-neandertales. Esta idea se empezó a romper a finales de siglo, cuando se pudo datar el cráneo italiano de Ceprano. Durante algunos años se consideró que este cráneo tenía unos 900.000 años de antigüedad y se asignó de manera provisional a Homo antecessor. Su morfología primitiva encajaba bien con un modelo evolutivo relativamente sencillo. Las poblaciones de aspecto más primitivo habrían dejado su lugar a los antecesores de los neandertales hace en torno a los 600.000 años. A partir de ese momento y mediante una evolución común y progresiva, en la que los caracteres neandertales irían apareciendo en una única población europea, se habría formado el grupo humano que dominó Europa y buena parte de Asia. Este fenómeno ha sido denominado “modelo de acreción”, según el cual el proceso de neandertalización habría ocurrido con el paso del tiempo de manera unidireccional e inevitable.

Cráneo 17 de la Sima de los Huesos (España)

Sin embargo, este modelo (hipótesis) se está debilitando con la sucesión de hallazgos de los últimos años y, sobre todo, con la datación cada vez más fiable de los ejemplares hallados durante el siglo XX. La geocronología ha dado pasos de gigante y, por fin, empezamos a poner cada pieza en su sitio. Sin un marco temporal adecuado es prácticamente imposible establecer hipótesis fiables sobre la evolución de cualquier especie. Así las cosas, resulta que muchos de los ejemplares con una datación imprecisa parecen haber vivido hace unos 400.000 años. No resulta extraño, si consideramos que Europa fue habitable durante períodos intermitentes de tiempo, cuando las condiciones climáticas lo permitían. El período de tiempo hace entre unos 375.000 y 425.000 años corresponde a un interglaciar, en el que era posible alcanzar latitudes elevadas.

Cráneo de Petralona (Grecia)

Durante los largos períodos glaciales las poblaciones se extinguían o se refugiaban en las pequeñas penínsulas del Mediterráneo. El aislamiento y la deriva genética de especies animales (incluidos los humanos) y vegetales fueron la tónica general. El resultado fue una diversidad de formas, que se expandían de nuevo durante las épocas interglaciares. Resulta interesante que varios de los ejemplares humanos encontrados en Europa, incluidos los cráneos de Ceprano, Swanscombe (Reino Unido), Tautavel (Francia) o los de la Sima de los Huesos de Atapuerca hayan sido fechados en torno a los 400.000 años. Sin embargo, las diferencias entre unos y otros son muy evidentes. Algunos tienen caracteres tan primitivos (Ceprano) que parecen recién sacados del Pleistoceno Inferior; otros en cambio, presentan un cierto número de caracteres derivados y compartidos con los neandertales (Swanscombe y Sima de los Huesos). Aunque ninguno de ellos podría pasar por un neandertal clásico del Pleistoceno Superior.

Cráneo de Ceprano (Italia)

Con los nuevos datos la hipótesis de la acreción se tambalea, porque la diversidad de las poblaciones europeas de un mismo período es considerable. Por el contrario, la hipótesis de que una de ellas diera lugar a los neandertales tiene más posibilidades de acercarse a la realidad de lo que sucedió durante la segunda mitad del Pleistoceno Medio. En un futuro próximo habrá más ejemplares disponibles, dataciones cada vez más precisas y quizá más información sobre el ADN de estos humanos. Se propondrán entonces nuevas hipótesis, que irán dejando atrás a las precedentes. Por el momento sabemos que la diversidad de ayer fue mucho mayor que la diversidad de hoy en día. Imposible imaginar una unión europea durante el Pleistoceno.

jbermudez

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