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El tiempo pasa volando. Y aún más cuando vives de manera frenética. Es lo que sucede durante las campañas de excavación. Quienes pasan unos días o semanas tan solo pendientes de las piezas que puedan aparecer en su zona de excavación confiesan que la concentración es total y se pierde la noción del tiempo. Cuando te quieres dar cuenta todo ha terminado. Quienes nos ocupamos de la coordinación llegamos al final con mucho cansancio, pero confundidos por la suma de acontecimientos diarios.

Las excavaciones en la sierra de Atapuerca no dan respiro. Nueve yacimientos abiertos en unos pocos kilómetros cuadrados ofrecen tanta información que resulta imposible digerir. Por fortuna, la suma de doctores y doctorandos, especialistas en sus respectivas materias, constituyen un equipo capaz de afrontar el reto de las excavaciones y de las investigaciones. Ahora quedan por delante muchos meses para asentar los conocimientos y los datos adquiridos. Desde el primer minuto del final de la campaña iniciamos la preparación mental para la siguiente.

El martes 25 de julio presentamos los resultados casi finales, con la presencia de la Consejera de Cultura de la Comunidad de Castilla y León. Atapuerca es una referencia mundial en el estudio de la evolución humana y el apoyo de la sociedad de esta Comunidad, representada por las autoridades de su Administración es total.

Restos arqueológicos y paleontológicos de varios yacimientos de la sierra de Atapuerca, obtenidos en la campaña de 2017. Foto del autor.

Todos los yacimientos han aportado su grano de arena. Quizá unos más que otros. Es lo habitual, aunque todos ellos han asumido alguna vez el protagonismo. En 2017 se ha comentado mucho sobre el prometedor futuro de Cueva Fantasma nuevo yacimiento. Tras agotadoras labores de limpieza este yacimiento ha mostrado su posible potencial. Ha concluido la labor de retirada de las aproximadamente 12.000 toneladas de roca de la cueva, que hace más de 50 años se derrumbaron sobre el yacimiento durante la explotación de las canteras de la Sierra. Ante nuestra vista ha aparecido un yacimiento de cerca de 300 metros cuadrado y una profundidad máxima de 15 metros. Los sondeos mecánicos ofrecen ese dato tan elocuente, que asumen un proceso de excavación interminable. Las primeras dataciones de los niveles superiores confirman que el parietal humano aparecido in situ durante las labores de limpieza de 2016 pudo pertenecer a un neandertal clásico. Por nuestras mentes pasan hipótesis y deseos, ¿podría tratarse de un enterramiento? El tiempo lo dirá. Pero estoy convencido de que este lugar será una inagotable fuente de noticias científicas durante los próximos decenios.

En el post anterior ya hablé del hallazgo de un número importante de bifaces (hachas de mano) en la base del nivel TD10 del yacimiento de Gran Dolina (unos 350.000 años de antigüedad). Un descubrimiento casi inesperado, pero que ofrece datos muy valiosos para entender la secuencia de la tecnología de Europa. El nivel TD6 y sus posibilidades para encontrar varios cientos de fósiles de Homo antecessor tiene que esperar al menos un par de años más de los esperado. Así es la ciencia.

Dos pequeñas joyas neolíticas obtenidas en el yacimiento de Portalón. A la izquierda de la colgante de oro. El objeto de la derecha está fabricado en esmalte de dientes de alguna especia de mamífero. Foto del autor.

Gran sorpresa en el yacimiento de Fuente Mudarra. Se trata de la tercera excavación realizada en los alrededores de la sierra de Atapuerca en la investigación de las andanzas de los neandertales y otros grupos humanos por el territorio. Cuando se daba por concluido este último test arqueológico, el hallazgo de un pequeño taller de herramientas de piedra nos ha sorprendido. Estas excavaciones no suelen tener más de 12 metros cuadrados. Considerando que los alrededores de la Sierra con potencial arqueológico se cuentan por millares, solo quedan dos hipótesis para explicar este hallazgo: puede ser un golpe de fortuna increíble o los alrededores de la Sierra contienen centenares, quizá miles de lugares con Fuente Mudarra. Me inclino por esta segunda posibilidad. Los núcleos de los que se obtenían las herramientas, los percutores para fabricarlas y las esquirlas resultantes se encuentran tal y como quedaron hace miles de años. Nada las movió del lugar en las que fueron abandonadas. Pudieron quedar cubiertas por alguna charca, que decantó lentamente la arcilla en suspensión. Así se conservaron, cada una en su lugar, esperando el milagro de ser encontradas en el siglo XXI por pacientes arqueólogos.

El yacimiento de la Cueva del Mirador sigue aportando enterramientos del Neolítico. No hay tregua, a la espera de encontrar sedimentos del Pleistoceno Superior o de encontrar antiguas galerías perdidas. Los restos canibalizados de aquellos humanos dan una idea de sus hábitos, no tan lejanos en el tiempo.

Cráneo femenino del Neolítico. Yacimiento de la Cueva del Mirador. Foto del autor.

En Sima de los Huesos se ha trabajado con el objetivo de seguir comprendiendo la acumulación hace 400.000 años de una treintena de cadáveres. Casi sin quererlo se ha obtenido la mitad de una mandíbula humana. Hallar fósiles de homininos en este yacimiento ya casi no es noticia. Y lo mejor es que la Sima de los Huesos no quiere dejar de aportar su grano de arena a los hallazgos de cada año.

Por último, mencionar el descubrimiento de una pequeña joya de oro en los sedimentos neolíticos del yacimiento de Portalón. Este lugar da acceso a la Cueva Mayor y su potencial es impresionante. Las previsiones asumen que se encontrarán niveles del Pleistoceno Superior, que permitirán conocer a los primeros Homo sapiens que llegaron a Europa hace 40.000 años.

Como cada año, los yacimientos de la sierra de Atapuerca ofrecen páginas inéditas de la enciclopedia donde se escribió la evolución humana de nuestro continente desde hace más de un millón de años. Regresaremos en 2018.

José María Bermúdez de Castro