Hace pocas semanas conocíamos las habilidades de los neandertales para pintar en las paredes de las cuevas. Cada vez vamos teniendo una imagen muy diferente de estos humanos, a los que un día se les atribuyó una capacidad cognitiva muy limitada, al menos en comparación con nosotros, los orgullosos Homo sapiens. En la hemeroteca quedan muchas imágenes de quienes los dibujaron con aspecto simiesco, semi-encorvados, toscos, rudos, como sacados de un cuento de miedo para aterrorizar a niños y mayores. Pues, no debieron ser tan feos, cuando los miembros de nuestra especie se aparearon con ellos y ellas para tener descendencia.
El último capítulo sobre las habilidades de nuestros primos hermanos ha sido publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, USA (PNAS). El artículo ha sido liderado por Biancamaria Aranguren, del Ministerio Italiano de Actividad Cultural y Turismo. Por su apellido, no tendría nada de extraño que en su genealogía haya al menos ocho apellidos vascos. El hallazgo que se describe en este trabajo se produjo durante la construcción en 2012 de un conjunto de piscinas climatizadas en Poggetti Vecchi, cerca de la ciudad de Grosseto, en la región de Toscana (Italia central). Por fortuna, el Ministerio Italiano correspondiente se percató de la posible importancia del hallazgo y llevó a cabo las oportunas excavaciones (hay que tomar buena nota).
La secuencia arqueológica-paleontológica encontrada tiene hasta tres metros de espesor y su cronología se ha estimado con notable precisión en 170.000±13.000 años, mediante dos métodos diferentes. Además de una notable cantidad de restos fósiles del elefante Paleoloxodon antiquus, del bóvido Bos primigenius, de ciervos de la especie Cervus elaphus y de abundantes útiles de piedra, aparecieron hasta 58 restos de posibles herramientas de madera. Ya sabíamos que los ancestros europeos de los neandertales utilizaron lanzas, según testifican los hallazgos realizados a finales del siglo XX en el yacimiento alemán de Schöningen, pero siempre es una novedad encontrar herramientas tan perecederas. En este caso, los europeos de hace 170.000 años podían ser ya considerados como pertenecientes a los neandertales más clásicos, que terminaría sus días hace entre 30.000 y 40.000 años.
En este caso, la conservación de la madera pudo deberse a los sedimentos de origen lacustre que cubrió las herramientas, pero también a su extrema dureza. En efecto, estas herramientas se fabricaron con madera de boj común (Buxus sempervirens), una planta arbustiva o con porte de árbol pequeño, que crece en toda Europa. La madera de boj es dura y pesada, y actualmente se utiliza más en la elaboración de obras escultóricas que en construcción.
Las herramientas están rotas en su mayoría, pero con una investigación minuciosa se puede averiguar su origen antrópico. Se encuentran algunas partes de las herramientas, que sirvieron como empuñadura, mientras que otras están afiladas. Además, la madera fue pasada a fuego para poder ser endurecida y trabajada con los útiles de piedra. Los que ya peinamos canas, hemos utilizado este método más de una vez cuando nuestros juguetes ni eran electrónicos, ni duraderos entre la fiesta del seis de enero de cada año.
Una vez reconstruidas las herramientas, resultaron ser una especie de bastones de entre 100 y 120 centímetros de longitud, con un extremo redondeado, fácil de empuñar, y el extremo opuesto trabajado y afilado con útiles de piedra. ¿Para que fueron utilizados? Es una buena pregunta, sobre la que cada lector/a puede responder con su imaginación. Es interesante saber que en esa época Europa pasaba por una fase glacial importante, que duró entre hace 190.000 y 130.000 años (el estadio isotópico 6). Muy posiblemente, los europeos de entonces encontraron refugio en las penínsulas europeas y, a ser posible, cerca de la costa mediterránea como es el caso que nos ocupa.
Cuando la percepción que se tenía de los neandertales mejoró, fueron considerados expertos cazadores aún en épocas muy frías. Y así fue, pero no desdeñaron en absoluto otros recursos. Cualquier alimento habría sido útil cuando faltaban las presas. ¿Cuántas plantas comestibles silvestres encontramos en Europa? Pues varios miles. Los tubérculos no tienen que ver con el valor nutritivo de los africanos, pero tampoco hay que desdeñarlos. La cercana presencia al Mediterráneo a Poggetti Vecchi también tiene interés en esta reflexión ¿Se utilizaron estos bastones en el marisqueo? No hay evidencias en el yacimiento, pero tampoco se puede despreciar esta idea.
En definitiva, los neandertales clásicos más arcaicos tuvieron el ingenio suficiente como para fabricar utensilios de madera trabajados a fuego, aptos para recolectar alimento con destreza y rapidez. No solo fueron fieros cazadores, sino humanos con habilidades cada día más evidentes, hasta que cuajó en su mente el simbolismo. Quizá fue tarde. Su azarosa vida en la Eurasia castigada por las glaciaciones hizo que perdiéramos una parte de la variación de los homininos. Su legado genético es escaso.
José María Bermúdez de Castro
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