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Las cuevas son frías y húmedas. Además, a poco que te adentres en una de ellas la oscuridad se torna absoluta. No puede extrañar que nuestros antepasados de hace miles y miles de años solo pisaran las entradas de las cuevas de manera esporádica, y solo por alguna razón muy específica. No, nunca hemos sido trogloditas. Las cuevas conservan muy bien los restos óseos y ese hecho resulta engañoso cuando pensamos que la mejor vivienda para un humano del Pleistoceno era una buena cueva. Y las cuevas tampoco están por todas partes.

Inicio de la excavación en el nivel TE7 durante la campaña de 2018. Los excavadores trabajan a unos cuatro metros por debajo del antiguo trazado del ferrocarril minero que atravesaba el flanco noroeste de la sierra de Atapuerca. Foto del autor.

En 2008, durante la exploración del yacimiento que rellena la cueva denominada Sima del Elefante de la sierra de Atapuerca, apareció el resto fósil humano más antiguo de Europa hasta entonces. La datación del nivel 9 (TE9) de este yacimiento se realizó con un nuevo método (núclidos cosmogénicos), cada vez más utilizado en yacimientos de cierta antigüedad. La datación de TE9 se cifró entre 1,1 y 1,3 millones de años (m.a.), con una edad promedio de 1,2 m.a. Los restos fósiles de las especies de diferentes vertebrados encontradas en TE9 son muy coherentes con esa antigüedad, que probablemente se acerca al momento de la primera colonización de Europa. Se encontraron algunas herramientas fabricadas en sílex, que alimentaron la esperanza del equipo de seguir encontrando más restos humanos. Pero el fragmento de mandíbula y una falange de mano encontradas ese año carecían de la información necesaria para determinar la especie humana a la que pudieron pertenecer los primeros europeos.

 

Así que se urdió un plan estratégico ambicioso y costoso para conseguir el objetivo de identificar a esa población colonizadora del continente europeo. El nivel TE9 se encontraba prácticamente a ras del suelo de la trinchera del Ferrocarril y a muy pocos metros del lugar por donde un día pasó el tren minero y por donde caminamos a diario para llegar a todos los yacimientos. Así que tendríamos que excavar por debajo del nivel de ese camino, al punto de que en la actualidad lo atravesamos por encima de un puente.

 

Los trabajos avanzaron relativamente deprisa, con un equipo muy numeroso y dispuesto al trabajo duro. Se extrajeron las tierras que cubrieron el antiguo trazado del ferrocarril, hasta que aparecieron algunas de las traviesas de madera de las antiguas vías. También se quitaron varias toneladas de roca para llegar a los sedimentos supuestamente ricos en fósiles. El esfuerzo fue impresionante. Pero la cantidad de restos fósiles de vertebrados hallados en el yacimiento no compensaron tanto trabajo. El hallazgo de alguna lasca de sílex nos animaba a seguir trabajando, con la esperanza de encontrar los restos de los humanos que las fabricaron. Pero cada vez estábamos más convencidos de que hace un millón de años las cuevas no formaban parte del interés de los primeros europeos. El hallazgo que aquellos restos y de algunas lascas de sílex pudo ser una cuestión meramente accidental. Quizá los humanos de hace un millón de años solo buscaban animales caídos dentro las cavidades. Las cuevas pudieron ser un recurso más a la hora de conseguir alimento. Ni tan siquiera las cuevas habrían sido un refugio contra las inclemencias del tiempo.

 

Es posible que las excavaciones de los niveles inferiores del yacimiento de la Sima del Elefante aun puedan dar alguna sorpresa. Pero las esperanzas se han ido desvaneciendo a medida que la parte del nivel TE9 accesible a nuestros ojos se ha excavado en su totalidad. El nivel inferior, TE8, es estéril y se ha eliminado definitivamente durante esta campaña. Carece de información tanto arqueológica como paleontológica. ¿Quizá la cueva estuvo cerrada durante algún tiempo? Es posible. Pero si es así, la cueva estuvo abierta al exterior en una época anterior. Lo demuestra el hecho de que el nivel TE7 contiene restos de animales. Todavía no hay rastro de los humanos de entonces, aunque acabamos de empezar a excavar ese nivel. Sería una noticia de alcance encontrar herramientas de piedra en TE7, o por lo menos alguna evidencia de la presencia de seres humanos, en una fecha que apunta a una antigüedad desde luego inferior a 1,3 millones de años.

 

La buena noticia es que la mayor parte del yacimiento de la Sima del Elefante sigue estando intacto. La zona excavada simplemente nos ha informado sobre las posibilidades de este yacimiento, que son muchas. Ahora toca excavarlo desde el nivel superior (TE16), donde aparecen abundantes restos de fauna y herramientas fabricadas por poblaciones seguramente muy relacionadas con los Neandertales. Pero este será ya un objetivo para la próxima década. Seguiremos añorando conocer el aspecto de los primeros europeos, que se buscan de manera incesante en otros yacimientos europeos al aire libre o en cueva. El yacimiento de Barranco León, en la cuenca de Guadix-Baza (Granada) puede tener esa antigüedad y hace pocos años describimos un diente de leche de un hominino. Tampoco es suficiente. Así que seguiremos insistiendo en nuestro interés por conocer el rostro de los primeros colonizadores de Europa. Queda una asignatura pendiente en la prehistoria de Europa occidental.

José María Bermúdez de Castro