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Cuando la ciencia es capaz de romper barreras casi siempre existe un cierto rechazo por parte de científicos y ciertos grupos conservadores ¡Si pudiéramos preguntarle al propio Charles Darwin! Ha transcurrido más de un siglo y medio desde la publicación de “El origen de las especies” (1859) y todavía muchos niegan la evolución. Así que no puede extrañar la resistencia de varios colegas a reconocer que los neandertales pudieron crear arte.

Pinturas en las paredes de la cueva de la Pasiega (Cantabria) Fuente: Science

Hace varios meses (ver post de 27 de febrero de 2018 en este mismo blog) el investigador alemán Dirk Hoffmann y varios colegas (entre ellos, el español Marcos García) publicaron en la revista Science dataciones de las pinturas realizadas en paredes de tres cuevas de la península ibérica: La Pasiega (Cantabria), Maltravieso (Cáceres) y Ardales (Málaga). La capa de carbonato cálcico depositada sobre las pinturas fue datada mediante el método de las series de uranio. Los resultados apuntaron a fechas en las que los neandertales todavía vivían en estas regiones, mientras que aún faltaba un cierto tiempo para la llegada de las primeras oleadas de Homo sapiens.

 

Algunos no nos sorprendimos, conociendo las capacidades de los neandertales. Por ejemplo, su mente había progresado hasta el punto de reflexionar sobre la trascendencia de la muerte. Pero la posibilidad de realizar grabados o pintar en las paredes, que requiere cierta capacidad simbólica, siempre ha sido considerada como un logro de nuestra especie. Así que pronto surgieron voces críticas y la revista Science publicó en el mes de septiembre un artículo firmado por varios geocronólogos, en los que se cuestionaron las dataciones de Hoffmann y sus colegas. La semana pasada se publicó en esta misma revista la respuesta de estos investigadores a las duras críticas de sus compañeros. No voy a entrar en cuestiones técnicas sobre el método de datación, los problemas que pueden surgir al aplicar este método en las capas de carbonato cálcico que se forman encima de las pinturas y la respuesta de Hoffmann a las críticas. Sería una temeridad por mi parte, porque no soy experto en geocronología. Estoy convencido de que el debate continuará durante algún tiempo. Los métodos de datación se seguirán perfeccionando, se encontrarán más pinturas en las mismas condiciones y la hipótesis de Hoffmann y sus colegas podrá ponerse a prueba.

 

No obstante y antes de que llegue ese momento, es interesante preguntarse por la evolución de la mente de dos grupos humanos, que se separaron hace entre 550.000 y 800.000 años (según las estimaciones de varios genetistas). Antes de volver a encontrarse y tener descendencia fértil, los dos grupos humanos evolucionaron en lugares diferentes, empleando la misma base genómica. Es evidente que desde el punto de vista de la anatomía y la morfología llegaron a soluciones evolutivas algo diferentes. Pero no lo suficientemente distintas para que hibridáramos y tuvieron hijos fértiles ¿Qué sucedió con su cerebro y con su mente? Sobre el cerebro ya sabemos que la forma resultó algo diferente, pero no tenemos una idea clara sobre la mente; es decir, no sabemos con certeza cómo funcionaba su cerebro. Solo el registro arqueológico puede darnos algunas respuestas. Hasta su desaparición, los neandertales llegaron a fabricar herramientas mediante una tecnología muy similar a la de sus contemporáneos de la especie Homo sapiens (incluyendo los utensilios de madera). Conocían y dominaban el fuego, cocinaban sus alimentos, cazaban con enorme destreza, se vestían con pieles de animales, enterraban a sus muertos empleando ciertos rituales, etc…¿porqué negarles la posibilidad de realizar sencillas obras de arte?

 

José María Bermúdez de Castro