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Hace poco más de dos meses terminaron las obras de protección del yacimiento de Cueva Fantasma, en la sierra de Atapuerca. Hemos de celebrar la celeridad de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León en licitar y llevar a cabo la obra. Muchos de los yacimientos de la sierra de Atapuerca necesitan una cubierta que los proteja de la lluvia y la nieve, porque fueron abiertos, bien por la trinchera del ferrocarril minero, bien por las obras de cantería de la década de 1950. Es el caso del yacimiento de Cueva Fantasma. La declaración de los yacimientos como patrimonio de la humanidad por la UNESCO supone una obligación de mantenerlos en las mejores condiciones. Y así se ha hecho.

Vista de la cubierta que ya protege el yacimiento de Cueva Fantasma. Fotografía del autor.

La fotografía que acompaña a este post nos muestra la cubierta recién terminada. Además de cumplir con su cometido, la cubierta ha sido diseñada por el arquitecto con un sentido artístico digno de resaltar y alabar. La cubierta es capaz de combinar la simplicidad de la estructura con la estética y la espectacularidad. Esa estética está a la altura del tesoro arqueológico que protege. Los visitantes que acudan a conocer los yacimientos se sorprenderán de la magnitud de esta cubierta, de 900 metros cuadrados. Además, está previsto repoblar el entorno después de una obra tan singular. Desaparecerán poco a poco las cicatrices que han dejado tanto la maquinaria pesada como las grúas y tendremos una visión espectacular de este sitio, que en poco tiempo formará parte de la visita turística a los yacimientos de la sierra.

 

Recordemos que este yacimiento estaba prácticamente enterrado por cientos de toneladas de la roca del techo de la cueva que se desplomó sobre él. Cuando en 2015 se tomó la decisión de limpiar el lugar fue apareciendo ante nosotros el mayor yacimiento de la sierra de Atapuerca. La fotografía que acompaña a este post puede compararse con la imagen publicada el 21 de julio de 2015 en este mismo blog. Los sondeos mecánicos realizados ese año sugieren que los niveles con riqueza arqueológica y paleontológica alcanzan, como mínimo, una profundidad de 15 metros. El hallazgo de un parietal humano durante las labores de limpieza, casi en la superficie del nivel más alto de la secuencia estratigráfica, nos da una idea del potencial de este sitio.

 

Estoy convencido de que dentro de unos años se valorará aún más el esfuerzo realizado para proteger el yacimiento de Cueva Fantasma. Empezaremos a saberlo en la campaña de 2019, cuando iniciemos una excavación en la zona donde apareció el parietal humano. Las labores de cantería de la década de 1950 arrancaron un cierto número de restos fósiles y de herramientas, que aparecieron bajo los restos del techo de la cueva. Su estudio aún no ha comenzado, pero a primera vista se puede reconocer la tecnología musteriense del Pleistoceno Tardío. Es decir, dentro de unos meses comenzaremos a excavar sedimentos depositados durante la época en la que vivieron los neandertales clásicos de Europa. Si la suerte acompaña, se encontrarán más restos humanos.

 

José María Bermúdez de Castro